El Gobierno kirchnerista de Sergio Massa y Alberto Fernández anunció una nueva “devaluación fiscal” sobre la paridad del dólar tarjeta, el tipo de cambio que se aplica para las compras en el exterior. Esta paridad se compone del tipo de cambio oficial (ahora ajustado por el crawling-peg) y los sucesivos impuestos por encima de la misma.
Concretamente el kirchnerismo llevó a la tasa de percepción del impuesto a las Ganancias del 25% al 100%, a partir de la Resolución General 5450/2023, publicada este jueves en el Boletín Oficial.
Este nuevo aumento impositivo se suma a la aplicación de Bienes Personales con una tasa del 25% y el impuesto PAIS que fija una tasa del 30%, llegando así a un recargo consolidado del 155% sobre el dólar oficial. Con estos cambios, la cotización del dólar tarjeta escaló de $744 a $950, y seguirá aumentando conforme se ajusten las micro-devaluaciones diarias del crawling-peg.
El Presidente electo Javier Milei prometió eliminar todos los gravámenes impositivos que afectan a la compra y venta de divisas, y avanzar hacia una rápida liberación y unificación del mercado cambiario una vez que se haya concretado la reestructuración del Banco Central y sus pasivos remunerados (principalmente las Leliq entre otros instrumentos).
Esta constituye otra de las bombas que deja el kirchnerismo para el nuevo Gobierno, ya que la eliminación de este fatídico impuesto distorsivo traerá aparejado una caída de la recaudación que obligará a profundizar aún más el esfuerzo fiscal para llegar a la meta de déficit cero.
Junto con el impuesto provincial a los Ingresos Brutos y el impuesto nacional a los Débitos y Créditos, el impuesto PAIS es uno de los más abiertamente distorsivos que mantiene la estructura tributaria argentina, y probablemente uno de los primeros que deban ser eliminados.
Solamente el impuesto PAIS llegó a representar hasta el 5,3% de la recaudación total a partir de la devaluación fiscal de julio y más tarde la devaluación formal del mes de agosto. Son los valores más elevados desde la creación del impuesto por el exministro Martín Guzmán en enero de 2020.
Y por el propio diseño del impuesto, aplicado sobre transacciones que se llevan a cabo todos los días, su eliminación generará un impacto casi inmediato en la recaudación. El equipo económico del Presidente electo tendrá el gran desafío de administrar el ajuste fiscal de una manera muy veloz para poder compensar el impacto sin incurrir en nuevo déficit.
Pese a estas dificultades, el ministro Massa no logró cumplir su meta para federalizar el impuesto y coparticipar sus ingresos, con lo cual su eliminación no afectará a las Provincias, evitando así un obstáculo adicional que preparaba el kirchnerismo en caso de ganar las elecciones.
