El ministro Sergio Massa, que más de una vez afirmó que la devaluación es la peor respuesta a la crisis económica, tuvo que aceptar otra vez, la tercera vez, devaluar el peso para conseguir los dólares que le ayuden a evitar un colapso de las reservas del Banco Central
Por la sequía, en el primer trimestre de 2023 ingresó 65% menos de divisas que en igual período de 2022: 2.800 millones de dólares este año contra 7.925 millones de dólares del primer trimestre del año pasado.
Para conseguir los 9.000 millones de dólares de liquidaciones para reforzar las reservas, el Gobierno tuvo que apelar a la lógica: pagar más por un bien que escasea, es decir, los dólares. De lo contrario, el torniquete a las importaciones -que ya está bien apretado- se habría ajustado mucho más.
Cerrar las importaciones no es gratuito: se traduce en una caída de la actividad y en más inflación. Por escasez de bienes y porque los importadores van a fijar sus precios tomando en cuenta cuántas de sus importaciones las tuvieron que pagar al valor del dólar contado con liquidación.
Si se cumplen las mismas condiciones que se aplicaron con las dos versiones anteriores del dólar soja, el Tesoro deberá compensar al Banco Central por la diferencia de precios que habrá desde el próximo lunes entre el dólar oficial mayorista -hoy en $ 218- y el dólar agro, que, como dijo el ministro Massa, cotizará a $ 300.
La compensación es por el simple hecho de que el Banco Central pagará $ 300 por cada dólar que le venda el agro y cobrará $ 218 por cada dólar que le venda a los importadores. Economía espera que por esta vía, las liquidaciones de la soja y las economías regionales alcancen los 9.000 millones de dólares.
A modo de ejemplo, y para simplificar porque el dólar mayorista irá subiendo de aquí al 31 de mayo, por cada 1.000 millones de dólares que se liquiden por la ventanilla de dólar agro el Banco Central desembolsará 300.000 millones de pesos. Pero por los dólares que venda en el Mercado Único y Libre de Cambios a los importadores embolsará 218.000 millones de pesos. La diferencia, es decir $ 82.000 millones la pone el Tesoro. Si se repite el mecanismo aplicado para los dólares soja 1 y 2, el Tesoro emitirá una letra en dólares a 10 años de plazo y a una tasa bajísima, intransferible, que será entregada al Banco Central.
El FMI calculó que el costo fiscal de los dólares soja 1 y 2 fue equivalente a 0,7 puntos del PBI en 2022.
Massa saca este “conejo” de la especie “creatividad cambiaria” porque quiere evitar a toda costa formalizar una devaluación completa, es decir que los exportadores e importadores tengan como referencia un precio único, y mayor, del dólar.
El Gobierno por ahora no quiere saber nada de eso. Cree que con estas iniciativas llegará hasta las elecciones. Después, empieza otra película.