A pesar de tener una moneda nacional, la “soberanía monetaria” no existe en Argentina. El peso pierde valor todos los días, el poder adquisitivo de los salarios cayó a los umbrales más bajos desde 2004, el crédito hipotecario prácticamente desapareció, y la tasa de inflación anunciada oficialmente por el INDEC marcó un aumento interanual del 124,4% en agosto, la cifra más alta en 32 años.
El resultado de las elecciones primarias manifestó un amplio rechazo al sistema monetario actual, que no es otra cosa que la falsificación sistemática de la moneda. La propuesta de Javier Milei por avanzar hacia una canasta de monedas en la cual la economía eventualmente quedaría dolarizada, adquiere cada vez más apoyo popular.
Un reciente sondeo nacional realizado por la consultora política Federico González & Asociados trató de capturar el pulso popular alrededor de este tema tan delicado, y los resultados fueron contundentes: el 46,9% de los argentinos está a favor de la dolarización de la economía, estableciéndose como el grupo mayoritario.
El 42,4% de los encuestados manifestaron estar en contra, y el 10,7% del total estableció dudas acerca de tomar una postura definitiva sobre la dolarización. Conforme se sigue deteriorando el poder adquisitivo del peso y sigue creciendo la inflación, las dudas se van convirtiendo en certezas y la dolarización gana cada vez más apoyo.
Esto queda en evidencia cuando se consideran los resultados que daban las encuestas hace tan solo unos pocos meses. En abril de este año (cuando la tasa de inflación era 16 puntos porcentuales más baja que la de agosto), la consultora política Giacobbe señalaba que el 35,6% de la población estaba a favor de dolarizar, el 41,3% en contra y un umbral del 21,8% no tenía una respuesta formada al respecto.
La situación de partida en la opinión pública de la Argentina es notoriamente más favorable de la que había en Ecuador en el año 1999, antes del proceso de dolarización. Pero al día de hoy se estima que el 85% de la población ecuatoriana está abiertamente a favor de mantener la dolarización, y la estabilidad de precios que garantiza el sistema.
El equipo de Milei expuso las razones principales por las cuales se propone dolarizar (en el marco de la libre elección de la moneda), en lugar de adoptar una estrategia intermedia, como los muchos planes de estabilización que se ensayaron en la segunda mitad del siglo XX en Argentina y la región.
Argentina solo consiguió estabilizar los precios de manera sostenida a partir de dos oportunidades: en 1899 con la caja de conversión de Julio Argentino Roca (el patrón oro), y más tarde en marzo de 1991 con la Ley de Convertibilidad de Carlos Menem y Domingo Cavallo.
La clave del éxito en ambos regímenes monetarios fue la credibilidad, la promesa creíble de que el Tesoro nacional no se iba a financiar con recursos fiduciarios (ya sea por medio del Banco Central o mediante alguna otra institución).