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Subibaja: cuál es el techo del dólar libre en el actual escenario inflacionario y sus efectos sobre toda la economía

Economistas consultados por Infobae afirmaron que la tendencia de la divisa continuará siendo alcista y enumeraron los condicionamientos que implica una brecha cambiaria de casi el 80 por ciento

"A mediados del año pasado el Banco Central empezó a implementar una política de mayor control sobre el tipo de cambio oficial, lo que generó hasta hoy una apreciación artificial del orden del 20%", analizó Eugenio Marí (Reuters)
"A mediados del año pasado el Banco Central empezó a implementar una política de mayor control sobre el tipo de cambio oficial, lo que generó hasta hoy una apreciación artificial del orden del 20%", analizó Eugenio Marí (Reuters)

En medio de la fuerte aceleración inflacionaria que afecta a la Argentina -en marzo alcanzó el 6,7%, según el Indec y las consultoras ya esperan que llegue al 70% en 2022- el dólar libre amagó a comienzos de la semana con dar por finalizado el veranito que venía atravesando en las últimas ruedas con una fuerte disparada del blue y las cotizaciones financieras entre lunes y martes, que finalmente se disipó el viernes cuando se concretó un baja de $2,50 semanal en el mercado informal y una merma en las cotizaciones bursátiles.

Economistas consultados por Infobae alertaron por el atraso de la divisa en medio de la alta inflación, al tiempo que afirmaron que la tendencia del dólar continuará siendo alcista y la brecha con el mayorista seguirá oscilando entre 70% y 90% con consecuencias negativas para la economía real.

“A mediados del año pasado el Banco Central empezó a implementar una política de mayor control sobre el tipo de cambio oficial, lo que generó hasta hoy una apreciación artificial del orden del 20%. Esto permitió que el tipo de cambio funcionase como un ancla, imperfecta, de la inflación en medio de las elecciones. El problema es que ahora llegamos a 2022 y todo ese atraso hay que empezar a corregirlo. De ahí que el ritmo de devaluación del dólar oficial se venga incrementando mes a mes”, analizó Eugenio Marí, economista Jefe de la Fundación Libertad y Progreso.

El profesional también aseguró que es poco probable que la brecha cambiaria baje. Según el especialista, hacia adelante hay cada vez mayor incertidumbre, tanto desde el punto de vista político como económico, y por lo tanto consideró que es difícil pensar que se pueda fortalecer el peso.

“Si a esto sumamos una inflación de 6% en abril, aún sin haber hecho el verdadero ajuste de tarifas, y un gasto público rígido a la baja, entonces no parece que estemos ante un escenario donde los argentinos apuesten cada vez más al peso y la brecha baje”, destacó.

En ese sentido, Sebastián Menescaldi, director de Eco Go, afirmó que el tipo de cambio libre va a operar en una banda entre el 70% y el 90% de brecha hasta que haya oferta de dólares. “Mientras el Banco Central pueda ir comprando dólares, no va a haber ningún salto abrupto o sí lo va a haber pero dentro de esa banda de brecha. No se va a volver a los valores de febrero cuando estaba en 130%”, consideró.

Asimismo, destacó que el problema con la brecha son los incentivos. “Los importadores tienen incentivo de poder comprar todo lo que puedan y los exportadores en ralentizar sus liquidaciones. Eso provoca que el Banco Central venga con compras de dólares por debajo de lo esperado”, manifestó el economista.

Para el economista Gustavo Ber, si bien no hay forma de definir un techo para los dólares libres, al igual que toda la economía, las cotizaciones libres van a la elevada nominalidad que impone la inflación de fondo.

“Definitivamente se va a buscar evitar un salto discreto y fuerte del dólar ya que aceleraría aún más la inflación, y habría que ver si realmente logra mejorar en el tipo de cambio real en el tiempo en el actual contexto. Más allá del respiro de los dólares de las últimas jornadas, el cual resulta esperable y natural tras el repentino y fuerte repunte reciente, dicha pausa aun así quedaría sujeta a la evolución del clima externo e interno, toda vez que finalmente la elevada nominalidad de la economía empuja de fondo”, planteó.

En ese sentido, afirmó el analista de mercados que la tendencia del dólar continuaría siendo alcista, más allá de que pueda -tal como venía sucediendo hasta hace poco- desplazarse a un menor ritmo que el de la inflación y la tasa de interés, lo cual abrió espacio a una ventana de carry trade que se estaría cerrando. “Es así es que en el mejor escenario, el reacomodamiento de la divisa podría suceder de manera gradual y ordenada”, opinó.

A pesar de esto, dijo que en vista a los desafíos económicos y políticos por delante, “luce poco probable que la brecha pueda reducirse de manera sustancial desde los actuales niveles -del orden del 80%-, lo cual continuaría condicionando a las exportaciones y pudiendo activar una mayor demanda desde los importadores, situación que debería seguir regulándose en busca de preservar el superávit comercial”.

Para el economista Eugenio Marí, desde el punto de vista del comercio exterior, la política monetaria actual tiene un profundo sesgo anti exportador. “Los que venden al exterior están obligados a liquidar al tipo de cambio oficial y, además, muchos sectores enfrentan derechos de exportación. Esto es un golpe directo a la rentabilidad. Del otro lado, las restricciones para importar golpean a todos los sectores; a los más competitivos porque no pueden acceder a insumos para mantener su producción, y a los menos competitivos porque terminan dependiendo de las decisiones de los funcionarios de turno”, aseguró.

El economista Juan Pablo Albornoz, de Ecolatina, afirmó que actualmente se están viendo las consecuencias del atraso cambiario-electoral del año pasado.

En ese sentido, afirmó: “Regalamos más de 17 puntos de competitividad cambiaria real, la mayor apreciación real anual de los últimos 14 años. Eso no es inocuo. En el comienzo del año te venía salvando la aún mayor inflación internacional y la fuerte apreciación del real. Ahora que el real volvió a depreciarse un poco, a lo cual se sumó la depreciación del yuan chino, el tipo de cambio real se ve más presionado”.

“Si bien el Banco Central tomó medidas para frenar la pérdida de competitividad (aceleró la tasa de depreciación al 4% en abril), sin una devaluación de salto es imposible recomponer los daños del año pasado en este punto. Por otro lado, las importaciones siguen pisando fuerte. En parte, producto del abaratamiento de importar que implica atrasar el dólar. También incide el mayor nivel de actividad económica desde ya”, detalló.

En tanto, un punto en el que coinciden los economistas es que el Banco Central prácticamente no acumuló dólares en el primer trimestre en medio de la cosecha gruesa.

“La situación es similar a la de una librería que no vende útiles en febrero antes de que arranquen las clases, este es el momento para que el Central compre dólares, y no lo está haciendo”, graficó Albornoz.

Respecto de la brecha, el analista de Ecolatina dijo que el Banco Central, por el acuerdo con el Fondo, técnicamente ya no podría intervenir para contener a los dólares financieros. En ese sentido, consideró que “solo le queda atacar la brecha con política monetaria”.

“La brecha tiene efectos nocivos para la economía real. En estos niveles es una expectativa de devaluación constante: cuando se recalienta el blue o los financieros aumenta la incertidumbre y esto impacta en la vida cotidiana de empresas -en su remarcación de precios, decisiones de contratación y despidos- como en la de las personas, que por las cicatrices que deja la macro argentina buscan refugio en el dólar”, destacó Albornoz.

Por último, el economista dijo a este medio que la situación es sumamente frágil y que cualquier mala noticia puede disparar la brecha. “Las más latentes creo que son cuatro: 1) que al Tesoro se le complique en serio el rollover de vencimientos; 2) que sigan pasando los meses y el Central no acumule dólares; 3) que por priorizar las escasas reservas con el invierno a la vuelta de la esquina, la industria enfrente riesgos de desabastecimiento energético que afecten a la actividad; y 4) que la guerra política dentro del oficialismo escale a niveles muy nocivos para el funcionamiento del país”, concluyó.


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