El Gobierno monitorea de cerca la evolución de los salarios a los que le otorga un rol determinante en su búsqueda por bajar la inflación. Desde el Ministerio de Economía creen que el ajuste implementado sólo será efectivo para controlar los precios si no hay abundancia de pesos en los bolsillos de los trabajadores, al menos en esta etapa de corrección macroeconómica y si las empresas pierden expectativas inflacionarias al evaluar la evolución del costo del salario.
Desde el Gobierno ya hicieron su parte con una brusca baja de las jubilaciones, de los salarios de los empleados estatales y del financiamiento a los sectores que dependen de la masa de recursos estatal, como docentes, personal de la salud y empleados del poder judicial, entre otros.
A nivel privado, el trabajo sucio, de todas formas, ya lo hizo la devaluación de diciembre de 2023 que, vía inflación, achicó salarios bruscamente. Y, si bien es cierto que algunos sectores recuperaron algunos puntos, la realidad es que el poder adquisitivo cayó en forma generalizada, salvo en los gremios de los sectores más dinámicos de la economía argentina.
Con la inflación en franca baja, los sindicatos podrían pensar que llegó la hora de recuperar salario. Sin embargo, la orden del Gobierno es clara: que las paritarias no superen el actual nivel de devaluación programada del peso oficial (crawling peg) del 2% mensual y que se tienda a llegar al 1% mensual. Por ello, la secretaría de Trabajo, decidió no homologar paritarias que hayan superado los techos fijados y muchas negociaciones están estancadas por demandas que superan en mucho esos límites.
Hay dos grandes y significativos gremios que aún tienen su paritaria por homologar. Se trata de Sanidad, que de la mano de Héctor Daer no logró que el gobierno acepte el acuerdo del 4% en octubre, 3,8% noviembre y 3,6% diciembre. El otro es gastronómicos, de Luis Barrionuevo que pautó un aumento del 16% en tres tramos (5%, 5% y 6% entre diicembre y febrero), números que superan el tope puesto por Economía para acompañar la baja inflacionaria.
Uno de los sindicatos que pudo llegar a buen puerto fue la UOM al encontrar una fórmula intermedia, Un aumento salarial del 12,3% fue dividido en cinco meses, pero inicia con un 5,5% en noviembre para seguir con un 2% en diciembre, 1,8% en enero, 1,5% en febrero y 1% en marzo.
De esta forma, logra mejorar la pauta inflacionaria con un primer aumento que supera la inflación, ya que en el mes de noviembre fue del 2,4%, pero para el resto de los meses se acopla a la pauta promovida por el gobierno.
Otro gremio central del universo sindical argentino, el de los Camioneros de Hugo Moyano, encontró otra fórmula. Si bien se alinea con la pauta general y acordó un 2,2% en diciembre, 1,8% en enero y 1,5% en febrero, logró un bono de $ 600.000 extra a modo de compensación.
La Federación de Trabajadores de Edificios de Renta y Horizontal (FATERyH), que comanda el kirchnerista Víctor Santa María no resistió la presión y negoció una mejora del 3,3% en dos tramos del 1,8% y 1,5% para enero y febrero, números alineados con la pauta de Milei.