Un panel con cuatro de los más buscados consultores económicos expuso sobre la macro argentina y llegaron a la conclusión de que la devaluación postelectoral inauguró un nuevo régimen inflacionario de dos dígitos que tendrá en agosto su primer exponente con una cifra en torno al 11%.
En consecuencia, las proyecciones para 2023 pasaron a rondar el 160%, valor en el que coincidieron los economistas Fausto Spotorno de OJF y Camilo Tiscornia de C&T, aunque para la titular de EcoGo, Marina Dal Poggetto, el año cerrará más cerca de 200%.
Mientras que el relevamiento de C&T Asesores Económicos apunta a un número de casi el 11%, el de OJF hasta el viernes último ya había documentado un acumulado del 11% hasta el viernes pasado con dos semanas de inflación récord en el mes. En esta línea, el último informe de EcoGo proyectó 11,6% y Dal Poggetto fue más allá y adelantó 13% para septiembre por los efectos de segunda vuelta por lo que, el 160% estimado para sus colegas le pareció optimista ya que requeriría que entre octubre y diciembre la inflación ceda al 9% mensual, algo poco probable de acuerdo a sus análisis. El de Spotorno, específicamente, plantea una secuencia diferente: una leve baja de la inflación en septiembre tras el pico de este mes y un acumulado del 45% entre agosto y noviembre seguido por un salto devaluatorio en el último mes del año que vuelva a acercar la inflación al 12%, aunque no descartó que pueda dispararse incluso más.
Con este panorama de corto plazo y un derrotero acumulado de una década sin crecimiento y con una pérdida del 11% del PBI per cápita, los disertantes expusieron cómo visualizan la macroeconomía de 2024 y todos coincidieron en que va a ser un año en el que va a necesitar implementarse un programa de estabilización macro. Al respecto, Álvarez Agis señaló que la mayor incógnita actualmente pasa por los componentes que tendría el de Sergio Massa en caso de ganar la Presidencia ya que los de la oposición consisten en un levantamiento del cepo o paso al bimonetarismo o sendero a la dolarización que, en su opinión, en el corto plazo son desde lo operativo prácticamente lo mismo. Sobre este punto, Tiscornia aclaró que la apertura del cepo va a tener que ser gradual con una liberación primero de las restricciones a los flujos y alguna forma de cronograma para liberar los stocks, similar al que se aplicó en 2015, y punteó cuáles fueron los ingredientes comunes de los últimos programas de estabilización en economías occidentales.
En el mismo sentido, Spotorno presentó una lista más acotada de lo que considera que sí o sí deberá hacer quien tome el mando del Ministerio de Economía el 11 de diciembre: unificación cambiaria, apertura del cepo, finalizar con la emisión monetaria y equilibro fiscal consolidado (no solo primario) para reducir el negativo del 4% del PBI con el que cerrará 2023 si el Gobierno logra cumplir con la meta de 1,9% del PBI de déficit primario acordada con el FMI, reducción que Massa ya viene haciendo, destacó, y que exigirá un recorte de los subsidios a la energía y del transporte al tiempo que se corrigen los precios relativos. Bajo un escenario así, la inflación el año que viene seguiría una curva ascendente en el primer semestre hasta la zona del 200% interanual, para luego terminar con un guarismo punta a punta del 160%, es decir, similar al de 2023 “suponiendo que el programa de estabilización es exitoso”, dijo. Y aclaró que “De seguir haciendo lo mismo que hasta ahora”, el resultado no sería sólo más inflación y más distorsiones, incluso cuando ingresen divisas del agro y de Vaca Muerta. Para él, el des-anclaje de la velocidad de circulación del dinero da la pauta de que el año que viene puede terminar en hiperinflación.
ExpoEFI 2023: panel de macroeconomía con Dal Poggetto, Álvarez Agis, Spotorno y Tiscornia
Sobre este punto, Dal Poggetto remarcó que no se pueden dejar de lado ni el frente de las reformas estructurales para viabilizar el crecimiento económico ni la gobernabilidad en un sentido amplio, es decir, no solo en términos de tolerancia social a los cambios macroeconómicos, sino también de permanencia en el tiempo de las reformas: “La represión financiera (los cepos) no son compatibles con la democracia porque la demanda de apertura siempre aparece, pero sí puede durar mucho tiempo; lo que no puede funcionar es la alternancia entre liberación y represión porque los que liberan la economía les rompen los contratos a los ‘populistas’ y los que ponen el cepo les rompen los contratos a los que los fijan en dólares. Si no va a durar, no sirve”, advirtió en referencia al péndulo de cepo y endeudamiento de los últimos años.
Y aunque Spotorno y Álvarez Agis tuvieron sus discrepancias respecto de cómo deberá ser la quita de subsidios el año que viene, el ex viceministro de Economía acompañó la idea de que la actual ampliación de la brecha cambiaria es riesgosa porque el BCRA no tiene cómo contenerla y, de ir a una nueva devaluación, no tiene elementos que le hagan pensar que se va a poder estabilizar la inflación en un escalón más alto en lugar de ir a una híper. Y sintetizó su visión de la estabilización que se viene con una frase que ya había acuñado sobre 2019: “Si todo sale bien, el año que viene va a ser un año de mierda”.