En el gobierno de Javier Milei tienen la certeza de que en octubre podrán jactarse de que por primera vez en más de cinco años habrá una baja en el precio de los combustibles, con un retroceso del 3% promedio para el gasoil y del 1,5% para la nafta a partir del próximo martes. En el peor de los casos, imaginan, las petroleras no aplicarán ningún tipo de aumento y eso permitirá mostrar una continuidad en la desaceleración de la inflación.
Según comentaron a Infobae fuentes oficiales, esperan que la estatal YPF, líder en el mercado local, sea la que dé el primer paso para que sus competidoras –Axion, Shell, Raizen y Puma– se muevan en la misma línea. Fuentes de la industria confirmaron a este medio que la baja nominal de los precios en surtidor es la primera opción, debido al recorte en los valores internacionales del petróleo y al desplome en las ventas, pero que también existe la posibilidad de que no haya ningún tipo de movimiento.
Según los precios registrados en el portal Surtidores, la nafta súper de YPF en CABA cuesta $1.059 desde el primero de septiembre y la premium $1.309 por litro. El gasoil super tiene un precio de $1.084, mientras que el diesel premium, $1.334 por litro. En el caso de la nafta súper, se observa un aumento acumulado de 240% desde noviembre del año pasado, del 91% desde diciembre y del 51% en lo que va del año.
En ese proceso jugaron tres factores: la liberalización inicial en el precio de los combustibles para acercarlos a valores internacionales con la llegada de Milei, después de un virtual congelamiento, la devaluación del 2% mensual, los incrementos en biocombustibles y la recomposición parcial del retraso que acumuló el impuesto a los combustibles líquidos (ICL) en los últimos años.
“Que bajen los combustibles o que no aumenten será un logro, aunque es cierto que si hay otros precios que siguen subiendo va a quedar tapado”, dijo un funcionario que pidió reserva de su identidad.
El presidente de YPF, Horacio Marín, anticipó este martes durante un Foro de Energía organizado por Amcham que la petrolera controlada por el Estado analiza aplicar una baja nominal en los precios de la nafta y el gasoil en octubre a raíz de la caída en los valores internacionales del petróleo.
“No importa si es mucho o poco el descuento, es un cambio de paradigma. Tenemos que tener un acuerdo lógico en el que cuando aumente el petróleo hay que subir el combustible y cuando caiga, tiene que bajar. El precio del barril bajó USD 10 y la última semana subió USD 4″, dijo Marín.
El presidente de YPF resaltó que la Argentina tendrá en los próximos años dos tercios de su producción de petróleo destinada a las exportación y un tercio al mercado local, al revés de lo que sucede ahora. “Si no tenemos precios de paridad de exportación no nos vamos a poder desarrollar”, sostuvo.
En la industria local hay preocupación por el desplome en el consumo de combustibles de los últimos meses derivados de los aumentos y de la recesión. En agosto las ventas de nafta y gasoil cayeron 9,2% interanual, mientras que acumularon nueve meses consecutivos en retroceso, con el agravante de que se observa una marcada aceleración en la velocidad del retroceso (en julio había sido 5,2%) según los datos oficiales relevados por la consultora Politikon Chaco. Hubo una merma de 3,2% contra el mes anterior.
Se observa que las mayores caídas se dan en los combustibles que son más caros. “En referencia a sus desempeños, la nafta exhibió una caída del 7,7% interanual con marcada disparidad según el segmento: la nafta súper cae 3,5% interanual pero las premium lo hacen en -19,2%. Respecto al gasoil, el resultado global fue de caída del 10,9% interanual: dentro de este, el común cayó 13,2% y el premium lo hizo en -6,2%. En ambos, hay aceleración en la velocidad de descenso”, precisó Politikon Chaco.
El ministro de Economía, Luis Caputo, decidió luego frenar el ritmo de incrementos en la nafta y el gasoil a través de dos frentes, con el objetivo de evitar un impacto intolerable para los bolsillos. Primero instruyó a YPF a que mantenga sus incrementos promedio a nivel nacional en línea con el crawling peg del 2% mensual más algún punto adicional para recomponer su margen.
El otro punto tuvo que ver con el diferimiento en las actualizaciones del tributo que pagan los combustibles, el cual se encuentra indexado a la variación trimestral de la inflación que informa el Indec. Caputo difirió en mayo, junio, julio, agosto y septiembre los incrementos del ICL previstos en el Decreto 466/2024. Este mes correspondía aplicar sobre el tributo un incremento correspondiente a la variación del IPC correspondiente al último trimestre del 2023 y al de los dos primeros trimestres de 2024.
Una fuente del Gobierno detalló a este medio que el impuesto en la nafta debería llegar a los $320 y faltan $130 para alcanzar ese objetivo, lo que llevaría la súper a la zona de los $1.190 solo por el componente impositivo. En el caso del gasoil, el impacto impositivo debería llegar a $200, por lo que faltan aplicar $90 que llevarían el litro a los $1.400 en la Ciudad.
“Como la inflación es el objetivo a vencer, se va atrasando un poco la actualización”, explicaron en el gobierno. Quedarán pendientes además los ajustes sobre el ICL que resulten de cómo termine la inflación del tercer y cuarto trimestre.
La intención de retomar los incrementos en el tributo a los combustibles prevista en el Presupuesto tiene que ver con una mirada oficial sobre un eventual éxito en el proceso de desinflación buscado. Eso permitiría, entienden en el gobierno, bajar o eliminar impuestos distorsivos –como el PAIS– y “normalizar” los más tradicionales, como es el caso del ICL.