El asado se convierte en un motivo de festejo o unión con seres queridos y amigos. Es un clásico que se disfruta los domingos, al igual que la pasta. Un experto en asado posee sus secretos para asegurarse de que la carne o cualquier otro alimento que se cocine a la brasa adquiera un sabor distintivo, conserve su ternura y se derrita en la boca.
La preparación de un asado se asemeja a un ritual, donde, mientras esperas a que la carne se cocine, puedes disfrutar de una agradable antesala con una sabrosa picada, una bebida que complemente el momento y música de fondo. Para garantizar que la parrilla sea un triunfo, es importante considerar algunas pautas clave.:
- Calidad de la carne.
- La elección del corte.
- La forma de cocción adecuada.
Para seleccionar un corte adecuado para el asado, es fundamental que la carne exhiba un color brillante en lugar de verse opaca. La grasa del corte debe ser de un tono blanco, no amarillento, y la carne debe tener una textura firme. En este proceso, contar con la asesoría de un carnicero de confianza puede resultar de gran ayuda.
Dentro de los cortes tradicionales elegidos para el asado se encuentran el vacío, la tira de asado y el matambre, caracterizados por tener aproximadamente un centímetro de grasa, lo que facilita que la cocción comience desde ese lado. No obstante, existen opciones más económicas, como la marucha, el flat iron, la cima, la punta de espalda, entre otros, algunos de los cuales no suelen estar a la vista en el mostrador, pero se pueden solicitar.
Después de realizar las compras, se recomienda que la carne repose en el refrigerador durante dos días, pero no dentro de la bolsa, sino en un recipiente hermético. Si la carne está congelada, se debe descongelar en el refrigerador en lugar de dejarla afuera.
La cocción de la carne varía dependiendo del tipo de corte utilizado, y esto será tenido en cuenta por el asador en función de la cantidad de brasas y la altura de la parrilla. Algunos expertos sugieren que la carne debe cocinarse a fuego lento durante un período que oscila entre 2 y 5 horas para lograr que se vuelva verdaderamente tierna y "una manteca".
Un costillar que ha sido cocido durante varias horas permitirá que el hueso se retire con facilidad, sin necesidad de realizar esfuerzo alguno. En el caso de la picaña, es recomendable cocinarla a fuego moderado para evitar que la grasa se contraiga.