Hay algo en el aroma del budín de manzana que nos transporta. Puede ser el perfume de la canela mezclado con el dulzor natural de la fruta, o quizás ese calorcito que sale del horno y convierte cualquier tarde en un momento especial. Lo cierto es que esta receta tiene ese “no sé qué” que conquista desde el primer bocado.
Este budín de manzana tiene ese encanto de lo simple y lo casero. Podés personalizarlo a gusto agregándole nueces, pasas de uva, chips de chocolate o un poco de ralladura de limón. También podés hacerlo en formato muffins si querés porciones individuales.
Ingredientes para la receta del budín de manzana
2 huevos
60 ml de aceite (puede ser de girasol o el que uses habitualmente)
100 g de azúcar mascabo
80 ml de leche (puede ser común o vegetal)
2 manzanas grandes
1 cucharada de canela
1 cucharada de miel
Esencia de vainilla (unas gotitas al gusto)
1 cucharadita colmada de polvo de hornear
El paso a paso para hacer el budín casero de manzana
En un bowl, batí durante 5 minutos los huevos junto al aceite, el azúcar mascabo y la esencia de vainilla. Este paso es importante para darle aire a la mezcla y lograr una textura esponjosa.
Pelá y cortá una manzana y media en cubitos chiquitos, y la otra mitad en rodajas finitas, que vamos a usar para decorar al final. Reservalas.
Agregá la canela y una taza de harina integral a la mezcla de huevos.
Luego incorporá la leche y finalmente sumá la otra taza de harina junto con el polvo de hornear. Mezclá bien hasta que la preparación esté homogénea.
Incorporá a la mezcla los cubitos de manzana. Vas a notar que la masa queda densa, pero no te preocupes, porque la fruta va a aportar humedad durante la cocción.
Verté la preparación en un molde de budín previamente aceitado o forrado con papel manteca. Acomodá por encima las rodajas de manzana reservadas y pincelalas con la cucharada de miel. Este detalle no solo le da brillo, sino también un sabor espectacular cuando se carameliza en el horno.
Llevá el budín al horno precalentado a 180°C y cociná durante 40 minutos, o hasta que al pinchar con un palillo salga limpio. Cada horno es un mundo, así que podés controlar a partir de los 35 minutos.
Una vez cocido, dejalo enfriar unos minutos antes de desmoldarlo.
