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COCINA DE LA ABUELA

La historia de la chaqueña que ganó el mundial del alfajor de dulce de leche y ahora triunfa con el de cerveza

“Mi sueño es poner una fábrica y darle trabajo a mucha gente”, expresó.

La historia de la chaqueña que ganó el mundial del alfajor de dulce de leche y ahora triunfa con el de cerveza

Fue su abuela Elena la que despertó su curiosidad. Marisel Torres, la protagonista de esta historia, recuerda que su interés nació a través de la observación. De ver cómo su abuela colocaba un poco de harina sobre la mesa, algunos huevos, un poco de magia y luego un plato dulce para compartir.

La chaqueña, madre de tres hijos (Joaquín, Josefina y Angelina), anotó en su mente aquellos e incorporó como lema un aprendizaje fundamental: en la pastelería solo vale seguir la receta original. Fue así que logró crear un alfajor premiado, el mejor de relleno con dulce de leche del país.

“Comencé en pastelería hace varios años. Cuando arranqué lo hice sin mucho conocimiento y por necesidad, pero descubrí que amaba la pastelería y me empecé a especializar”, sostuvo Marisel.

Sus inicios, tal como anticipó, tuvo que ver con un escenario inesperado. José, su marido, se había quedado sin trabajo y tenían muchas cuentas para pagar. Él, sorprendido por la decisión de su empresa, se deprimió. Ella, que aún conservaba un horno de un antiguo kiosco, comenzó a vender postres en el barrio.

Los primeros que conocieron sus creaciones fueron sus vecinos de Colonia Benítez, una localidad ubicada a 10 kilómetros de Resistencia. “Empecé así, pedí ayuda a ciertas personas que tienen conocimiento de pastelería. Me cerraron algunas puertas, pero otros quisieron enseñarme. Mientras miraba recetas de cocina de internet”, contó.

El suceso que encendió la máquina de hacer alfajores ocurrió en Asunción, Paraguay. Fue hace tres años, en el cumpleaños de una amiga suya que vive allí. “Le dije que solo podía regalarle la mesa dulce, así que llevé cosas que no necesitan refrigeración. Cuando comieron los alfajores empezaron a decirme que los vendiera, que hiciera más y los mandara”, recordó.

Aquel impulso la llevó a pensar que podía encontrar un negocio independiente, pero necesitaba más herramientas y, para ello, dinero. Fue a la municipalidad y explicó cuál era su proyecto. Pidió un crédito, pero no se lo dieron. “Me ayudaron a hacer cursos para seguir formándome”, destacó Marisel.

Juntó cerca de $1.200.000 y compró la máquina para hacer la tapa de los alfajores “Nina del Norte”, marca que homenajea a la mujer que la adentró en el mundo de la cocina. También destinó otra parte de su dinero para remodelar una parte de su casa en la que instaló todo lo necesario para fabricar los alfajores.

“Empecé vendiendo alrededor de siete cajas por fin de semana. Lo hacía por encargo porque no podía permitirme tirar mercadería o no vender lo que producía. Pero después del premio comencé a vender más de 100 cajas por semana”, reveló Marisel.

La chaqueña potenció su marca al obtener el premio al mejor alfajor relleno de dulce de leche con baño de chocolate negro en el Concurso Nacional “Buscando el mejor alfajor argentino”, llevado a cabo en Mar del Plata.

“Todo empezó a ser distinto, porque una vez que obtenés un premio nacional, los mismos que no me abrían la puerta de su negocio ahora lo quieren vender. Es genial”, dijo Marisel.

“Nina del Norte” ofrece diversas variedades. Entre ellas dulce de leche, café, mamón, frutilla, naranja, maracuyá, vino malbec, y uno de cerveza que lanzó en los últimos días.

La influencia de su abuela “Nina” y el sueño a futuro

“Con mi abuela, actualmente tiene 97 años, vivimos mucho tiempo en Italia y España, y ella siempre me invitaba a cocinar, es por ella que amo lo que hago. Su vida no fue fácil y para mí fue un orgullo ponerle su nombre”, remarcó Marisel.

Y continuó: “Mi familia es un puntal muy importante para llevar adelante este emprendimiento, no es fácil, ya que cuando querés crecer en la producción son más requisitos que debés cumplir y decisiones que se deben tomar, y allí están ellos para apoyarme”.

Aunque permanece trabajando por pedidos, Marisel consiguió contratar a una joven que la ayuda con la elaboración y preparación de las cajas.

La pastelera profesional, próxima a ser maestra pastelera, proyecta prontamente a aumentar su producción, sumar más personas al trabajo y también confiesa: “Mi sueño es poder poner una fábrica de alfajores, darle trabajo a mucha gente, y que todos, pero especialmente quienes visitan nuestra provincia, se lleven una caja con los sabores del Chaco”.


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