El fin de semana pasado, en varios distritos de Shanghái se levantaron barreras metálicas como parte de los esfuerzos de la ciudad para combatir un brote de Covid-19, una medida que provocó protestas y enojó a algunos residentes.
Los operarios, ataviados con trajes de protección blancos de pies a cabeza, levantaron cercas de malla de alambre y chapas metálicas para cortar carreteras, aislar comunidades residenciales e incluso la entrada de algún edificio de departamentos.
La mayor parte de la metrópolis de 25 millones de habitantes lleva un mes confinada, aunque en algunos vecindarios se han suavizado las medidas.
Las barreras se instalaron para garantizar el control de movimientos y suelen dejar una pequeña entrada que se puede controlar fácilmente.
¿Un método nuevo?
Este sistema es nuevo en Shanghái, pero durante la pandemia se aplicó en otros puntos del país. Por ejemplo, a principios de 2020, algunos comités vecinales -el escalafón más bajo del gobierno local- colocaron chapas de metal y cercas en algunas partes de la capital, Beijing, para controlar el acceso a viviendas. En Wuhan, donde se reportaron los primeros casos de COVID-19 a finales de 2019, también se instalaron.
La forma en la que se levantan varía: en ocasiones, el gobierno cerca cuadras enteras dentro de un vecindario, dejando apenas una o dos entradas, mientras que en otras aísla únicamente edificios residenciales señalados.
Esta medida se ha aplicado ampliamente en regiones fronterizas como Suifenhe, una ciudad nororiental que limita que Rusia, donde se usó para cortar calles enteras.
¿Por qué la población se queja en Shanghái?
Shanghái no había recurrido a las cercas metálicas a gran escala durante los dos años de la pandemia y se enorgullecía de tomar medidas más específicas que no incluían el aislamiento.
Pero eso cambió en el último brote, impulsado por la variante BA.2 de ómicron, más contagiosa que las anteriores. Las autoridades centrales decretaron un confinamiento que impedía a la población poner siquiera "un pie más allá de la puerta'', según un eslogan muy difundido.
Muchos residentes se enojaron por las barreras que bloqueaban la entrada a sus casas y algunos hicieron circular videos en internet en los que se mostraban las protestas.
En una grabación verificada por The Associated Press, residentes abandonaban un edificio en el distrito Xuhui de la ciudad y rompían una barricada de malla en la entrada principal, buscando al guarda de seguridad a quien creían responsable de su instalación.
La ciudad ha adoptado un sistema por niveles que divide a los vecindarios en tres categorías en base al riesgo de contagio.
Los que están en la primera categoría enfrentan los controles anticovid más estrictos y son los que albergan principalmente las barreras.
Sin embargo, algunos funcionarios de barrio colocan las vallas en zonas que no forman parte de esa categoría. Un vecino llamó a la policía para protestar por el corte de las calles próximas a su edificio alegando que su departamento no estaba en ese nivel.
Él y otros dos residentes trataron de impedir su instalación, pero fueron detenidos por un trabajador del comité vecinal. El agente dijo a los residentes que no tenían derecho a salir de sus casas, según el relato publicado por el hombre en la red de microblogs WeChat.
En algunos casos, los residentes han tenido éxito en sus protestas. En un complejo de departamentos del distrito de Putuo de Shanghái, los vecinos protestaron airadamente luego de que el comité residencial instaló un candado en U en la puerta de su edificio el 16 de abril.
"Fue muy repentino, sin previo aviso, y no fue solo el edificio. Se bloquearon todas las zonas de abajo. Se bloqueó cualquier vía de escape", señaló Zhang, un residente que pidió ser identificado por su apellido. "Si hubiera un accidente o un incendio, todo el mundo moriría seguro".
Los vecinos llamaron a la policía y a la línea de emergencias de la ciudad. El comité cedió y en su lugar se colocó una cinta adhesiva en la puerta, pero en un aviso enviado a los residentes, que Zhang mostró a la AP, se advirtió que su destrucción tendría consecuencias legales.
En Beijing, muchas de las barreras se retiraron luego de que la ciudad pasó casi dos años sin brotes relevantes. Pero ahora, muchos complejos residenciales donde hay casos positivos vuelven a estar cercados.