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Con oro rubíes, amatistas y zafiros: así es la impactante corona de San Eduardo que usó Carlos III

El arzobispo de Canterbury colocó este sábado la pesada corona de oro y joyas sobre la cabeza del flamante monarca .

Con oro rubíes, amatistas y zafiros: así es la impactante corona de San Eduardo que usó Carlos III

El rey Carlos III fue coronado este sábado en una misa solemne de coronación bajo el grito de “Dios salve al rey”. Segundos antes, el arzobispo de Canterbury colocaba la pesada corona de oro y joyas de San Eduardo sobre la cabeza del integrante de la familia real.

La coronación es la pieza central de la ceremonia y será la única vez durante su reinado que Carlos use la corona de oro macizo, que lleva un gorro de terciopelo morado, una banda de armiño y arcos entrecruzados rematados por una cruz, además de rubíes, amatistas, zafiros, granates, topacios y turmalinas, según informó la agencia AP.

Después de la ceremonia, Carlos cambió la corona de 2,08 kilogramos (4,6 libras) por la Corona de Estado Imperial, que pesa aproximadamente la mitad, para la procesión de regreso al Palacio de Buckingham.

El rey británico Carlos III y su esposa Camila fueron coronados hoy en la Abadía de Westminster, en medio de una fastuosa ceremonia que no ocurría en el Reino Unido desde hace 70 años y que no estuvo exenta de protestas, con la detención en las calles de manifestantes antimonárquicos.

El rey, de 74 años, y la reina consorte de 75 llegaron al edificio religioso ubicado en el centro de Londres tras una breve procesión en carroza desde el Palacio de Buckingham. Pese a la persistente lluvia, miles de personas se agolparon a lo largo del recorrido para saludarlos.

Dentro de la Abadía de Westminster, unos 2.300 invitados presenciaron la ceremonia, entre ellos la primera dama estadounidense Jill Biden, el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva y los reyes Felipe VI y Letizia de España, además de cientos de representantes de la sociedad civil británica.

Ante sus ojos, y los de millones de telespectadores, Carlos III y Camila entraron solemnemente, vestidos con capas ceremoniales, para ser consagrados en la cima de la monarquía británica, ocho meses después de subir al trono tras la muerte de Isabel II, que reinó durante siete décadas, consignó la agencia de noticias AFP.

Aunque el rey quiso una ceremonia más moderna y sencilla que la de su madre, en un contexto de grave crisis por el elevado costo de vida, esta se desarrolla según un pomposo ritual prácticamente inmutable desde hace mil años, único entre las monarquías europeas.

Pese a la crisis, los monarcas utilizaron tres coronas engarzadas de diamantes y piedras preciosas, varios ropajes antiguos bordados con oro que el rey fue vistiendo en distintas fases de la ceremonia, tres cetros y un par de espuelas de oro.


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