La Reserva Federal de EEUU anunció el miércoles el aumento de la tasa de interés más agresiva en casi 30 años, elevando la tasa de referencia de los préstamos en 0,75 puntos porcentuales mientras lucha contra el aumento de la inflación.
Los nuevos pronósticos trimestrales de las autoridades del banco central estadounidense publicados el miércoles, junto con un aumento de la tasa de interés de tres cuartos de punto porcentual, mostraron que la expectativa mediana es que su tasa de política de referencia suba al 3,4% para fines de 2022. En marzo, la tasa proyectada fue del 1,9%.
Ahora se proyecta que la tasa de fondos federales a fines de 2023 sea del 3,8%, por encima del pronóstico de marzo del 2,8%, mientras que la de finales de 2024 sería del 3,4% frente al 2,8% en marzo. Los funcionarios elevaron su tasa de política a largo plazo al 2,5% desde el 2,4%.
Se prevé que la inflación, medida por la variación anual del índice de gastos de consumo personal, finalice el año en un 5,2%, por encima de la proyección de marzo del 4,3 %. En abril, el PCE subió un 6,3% interanual, justo por debajo del máximo de 40 años alcanzado en marzo.
Las autoridades monetarias estiman que la tasa de desempleo estará en el 3,7% a fines de este año, comparado con el 3,5% en sus pronósticos de marzo. La tasa de desempleo de Estados Unidos fue del 3,6% en mayo.
El presidente del banco central estadounidense, Jerome Powell, estimó que un incremento de tasas de hasta 0,75 puntos porcentuales es “muy probable” en julio, ya que la Reserva Federal está “determinada” a llevar la inflación a su objetivo de 2% anual.
“Evidentemente, el aumento de 75 puntos de base de hoy” miércoles “es poco frecuente e importante (...). En esta perspectiva, un incremento de 50 puntos de base o de 75 puntos de base parece muy probable en nuestra próxima reunión” en julio, dijo durante una conferencia de prensa posterior a la reunión del comité de política monetaria del organismo (FOMC), mientras Wall Street cobraba impulso tras los anuncios.
En un comunicado oficial al término de su reunión de dos días, la Junta de Gobernadores del sistema de la Reserva Federal adelantó además que espera llevar a cabo más subidas de los tipos en el futuro.
Se trata de la mayor subida de tipos desde 1994, unos tiempos en que el demócrata Bill Clinton se encontraba al frente de la Casa Blanca y la Fed estaba dirigida por el histórico Alan Greenspan.
Por otro lado, la Fed anunció que seguirá reduciendo su cartera de deuda pública del Gobierno de EEUU, compuesta fundamentalmente de letras del Tesoro y de valores respaldados por préstamos hipotecarios.
En la actualidad, el banco central acumula unos 9 billones de dólares en deuda estadounidense.
Como ya ha hecho en junio, la Fed se desprenderá en julio y agosto de 30.000 millones de dólares en letras del Tesoro y de 17.500 millones en valores respaldados por hipotecas cada mes.
A partir de septiembre, estas cifras mensuales subirán a 60.000 millones de dólares y 35.000 millones respectivamente, y el proceso concluirá cuando se alcancen unos niveles que se consideren “ligeramente por encima” de lo que el banco considera “reservas amplias”.
“El comité está fuertemente comprometido con el objetivo de devolver la inflación al 2 %”, indicó el banco central estadounidense.
El viernes pasado se conoció que la inflación de Estados Unidos se disparó en mayo hasta su tasa más alta de los últimos 40 años, el 8,6 %, una nueva escalada de los precios de consumo empujada sobre todo por el fuerte encarecimiento de la energía.
Justo un día después, el sábado, el precio de un galón de gasolina (3,78 litros) en las gasolineras del país alcanzó los 5 dólares, una cifra jamás antes registrada.
Una serie de aumentos considerables aumentaría los costos de endeudamiento para los consumidores y las empresas, lo que probablemente conduciría a una desaceleración económica y aumentaría el riesgo de una recesión. Las anteriores subidas de tipos de la Fed ya han tenido el efecto de aumentar los tipos hipotecarios en aproximadamente 2 puntos porcentuales desde que comenzó el año y han frenado las ventas de viviendas.
Otros bancos centrales de todo el mundo también están actuando con rapidez para tratar de sofocar la inflación creciente, incluso con sus países en mayor riesgo de recesión que EEUU. Se espera que el Banco Central Europeo (BCE) aumente las tasas en un cuarto de punto en julio, su primer aumento en 11 años. Podría anunciar un aumento mayor en septiembre si persisten los niveles récord de inflación. El miércoles, el BCE se comprometió a crear un respaldo de mercado que podría amortiguar a los países miembros contra la agitación financiera del tipo que estalló durante una crisis de deuda hace más de una década.