Mientras en la Argentina una de las postales del mercado de trabajo se cifra por estas semanas en la paradoja sobre crecimiento de empleo sostenido y la baja del salario real, como también el elevado porcentaje de trabajo no registrado, dirigentes de diferentes sectores sindicales ponderaron los dichos del Papa Francisco al respecto que el trabajo en negro “potencia aún más las distorsiones existentes” al tiempo que reclamó empleos estables para los jóvenes.
"Un primer llamado que hago es un no al trabajo en negro", planteó el pontífice al recibir en el Vaticano a una delegación del instituto italiano de previsión social, INPS. En núcleos gremiales argentinos, que incluso suelen tener participación en los debates que se realizan en la Organización Internacional del Trabajo (OIT), se realzó la visión del Papa, incluso colocando el acento en que la informalidad en nuestro país llega al 50% del total de la fuerza del trabajo.
Francisco en referencia a la intensa difusión sobre las ventajas de ser “emprendedores y emprendedoras” que realzan las miradas liberales, incluso en detrimento de la legislación laboral vigente fue puntual en la advertencia. "De momento, de hecho, parece traer beneficios económicos al individuo, pero a la distancia no permite que las familias aporten y accedan de acuerdo a la justicia al sistema de pensiones", argumentó el Papa.
“El trabajo en negro distorsiona el mercado laboral y expone a los trabajadores a formas de explotación e injusticia", fue otro realce del ex cardenal Bergoglio en su entrevista con la delegación italiana de previsión social ante los cuales remarcó su llamado para poner freno “al abuso del trabajo precario”.
Modelo de vida y de países
Ante el debate de nuestro país sobre los planes sociales, de asistencia, cooperativas y más para quienes suelen tener contacto con el Papa en forma periódica, afianzar conceptos de la “dignidad laboral” sobre el escenario del debate que incluye a naciones desarrolladas se convierte en algo más que un postulado declamativo. “El empleo no estable repercute en las opciones de vida de los jóvenes y, a veces, los obliga a trabajar incluso cuando les fallan las fuerzas. La precariedad debe ser transitoria, no puede continuar en exceso; de lo contrario, acaba generando desconfianza, favorece la postergación de las opciones de vida de los jóvenes, aleja el ingreso al sistema de seguridad social y aumenta la caída de la natalidad", advirtió el Papa.
