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Dos meses y 328 muertos: continúan las protestas en Irán y alcanzan a su selección en Qatar

Los estudiantes se rebelan contra la segregación por sexo en los comedores universitarios.

Arrestos y persecución, los manifestantes son permanentemente hostigados por el régimen iraní.
Arrestos y persecución, los manifestantes son permanentemente hostigados por el régimen iraní.

Cansados se la segregación impuestas por las autoridades, los estudiantes de la Facultad de Medicina de Tabriz, en el noroeste de Irán, perforaron la pared que dividía la cafetería entre el sector para mujeres y hombres. La respuesta del rector fue cerrar el lugar. La de los estudiantes, sentarse al frente de la cafetería cerrada y almorzar todos juntos en un gran picnic que organizan cada mediodía.

En Irán, compartir una comida con los compañeros de la facultad se convierte en un acto revolucionario. La alegría con las que los chicos comparten sus viandas contagia y se puede ver en decenas de videos en las redes sociales. Las protestas siguen sacudiendo al régimen de los ayatollahs desde la muerte de Mahsa Amini, la joven kurda iraní de 22 años, el 16 de septiembre. Falleció tres días después de ser detenida en Teherán por violar supuestamente el código de vestimenta. Se le había corrido el velo, la hijab, obligatoria. Dos meses más tarde, tras la muerte de al menos 328 manifestantes y la detención de miles más, según datos de la organización HRANA (Agencia de Noticias de Activistas por los Derechos Humanos), las protestas se suceden en todo el país. Cada día aparecen videos en Twitter y Telegram con imágenes de chicas quemando las hijabs y gritando “mujer, vida, libertad”, la consigna de este levantamiento que, a diferencia de los tantos otros que desafiaron al régimen islámico en los últimos 30 años, está liderado por las mujeres, atraviesa todas las clases sociales y se extiende en el tiempo sin que el aparato represivo sea capaz de dominarlo.

En la última semana, las protestas se extendieron a 130 universidades. El ministerio de Educación quiso cerrarlas, pero se encontró con que los profesores daban clases sin segregación por sexos en las puertas de los campus. En la Universidad Tecnológica Sharif de Teherán, conocida como el MIT de Irán, entraron los basishis, los paramilitares, varias veces, pero no pudieron impedir un gran acto esta semana en el salón principal de la universidad con decenas de oradores y un final en el que una multitud cantó la famosa canción de los años 70 “El pueblo unido jamás será vencido” en la versión original de Víctor Jara. Para no perder clases, estudiantes y profesores se organizaron y estudian on-line, como aprendieron en la pandemia.

Esto no quiere decir que no haya presiones, amenazas de expulsiones y hasta castigos corporales. Estos se están dando, según denuncias de las estudiantes, en las escuelas secundarias de mujeres que se manifestaron masivamente contra el uso de la hijab en las semanas anteriores. Denuncian que hicieron requisas y que hasta las obligaron a desnudarse para ver si ocultaban panfletos contra el régimen. “Las alumnas del instituto Sadr de Teherán fueron atacadas, desnudadas y golpeadas”, escribió en su muro de Twitter el grupo activista 1500tasvir. Cuarenta estudiantes menores de edad fueron arrestadas la última semana, según varias organizaciones de derechos humanos. Hamed, un estudiante de 25 años de la Universidad de Guilan en Rasht, una ciudad del norte, cerca del Mar Caspio, dijo a la DW que “cada día hay mas guardias y agentes infiltrados, gente que nunca antes habíamos visto en la facultad”. Contó que filman a cada grupo que sacan fotos para identificar a cada uno, pero cuando uno de los infiltrados fue descubierto entre los que comían juntos frente al cafetería “se recibió unos cuantos golpes”.

Los “basishis” se mueven con vehículos camuflados como ambulancias que estacionan en las afueras de los campus y donde se llevan a los arrestados. En los últimos días se vieron videos de mujeres gritándole a los guardias que pretendían detenerlas por no llevar al hijab. En uno de ellos, se veía como rodeaban las “ambulancias” en el campus de Universidad Shahid Chamran de Ahvaz, en la provincia suroccidental de Khuzestan y gritaban: “¡Un estudiante puede morir, pero no aceptará la humillación!”. La autenticidad del vodeo fue verificada por la agencia AFP.

También continúan los gestos de deportistas, actores, escritores y mediáticos en favor de las protestas. Se hizo viral el gesto de un jugador de la selección iraní de fútbol de playa que después de hacer un gol se tomó el pelo e hizo el gesto de cortárselo, como hicieron miles de mujeres en estos dos meses en señal de protesta. Niloufar Mardani, patinadora del equipo nacional iraní, apareció sin pañuelo en el podio cuando recibió su medalla de oro en una competición en Turquía. También se hizo famosa, Elnaz Rekabi, miembro del equipo nacional femenino de escalada, que compitió sin pañuelo en un torneo de Corea del Sur.

Y la controversia se extendió al Team Milli, la selección mayor de fútbol que en 10 días competirá en el Mundial de Qatar. Como en Argentina en 1978, en plena dictadura, muchos se preguntan si se debe jugar y apoyar al equipo. El mítico director técnico, Jalal Talebi, de 80 años, que fue el entrenador de Irán en la Copa del Mundo de 1998 en Francia, donde guió al Equipo Melli a la victoria más importante de su historia, sobre Estados Unidos, cree que “no es el momento” de participar en el Mundial. “¿Cómo podría sentirme para ver el fútbol cuando mi vecino, mi hermano, mi compatriota y mi mujer están en una situación tan mala?” dijo Talebi.

Según un informe publicado en las redes sociales por un periodista independiente de Irán, los delanteros estrella de la selección, Sardar Azmoun y Mehdi Terami, se entrecruzaron en una acalorada discusión sobre las protestas en la concentración del equipo que se realiza en Austria. Al parecer, la disputa tuvo lugar después de que Azmoun publicara en Instagram que “las normas de la selección” impedían a los jugadores expresar sus opiniones sobre las protestas nacionales, al tiempo que decía que estaba dispuesto a “sacrificar” su plaza en el Mundial “por un solo pelo de las mujeres iraníes.” Azmoun borró rápidamente el posteo y después sólo habló de fútbol. El presidente Ebrahim Raisi deslizó en una entrevista que ya había hablado con las autoridades de Qatar, el aliado más cercano de Irán en el Golfo, “para asegurarnos que no haya ningún problema interno dentro de nuestro equipo”.

“Es la participación de las mujeres lo que provoca todos estos efectos en cadena”, afirmó Zoe Marks, experta en movimientos de masas no violentos de la Kennedy School of Government de la Universidad de Harvard en un artículo de la revista Time. “Hay más creatividad táctica, hay más vínculos con la sociedad porque las mujeres tienen todas estas relaciones y recursos sociales que son ligeramente diferentes a las relaciones y recursos sociales y profesionales de los hombres. Es por eso que está tocando cada pequeño estamento de la sociedad iraní”.

Mientras los analistas políticos creían que el movimiento de protestas no iba a persistir por la falta de liderazgos claros y la ausencia de deserciones dentro del propio régimen, comienzan a aparecer informes de inteligencia que hablan de un “cansancio” en las capas medias de la revolución que empiezan a reclamar reformas. “Los movimientos en los que las mujeres están muy presentes son también más propensos a provocar deserciones tanto entre los miembros como entre los partidarios de un régimen, en gran parte porque las mujeres suelen aportar más legitimidad y simpatía a estos movimientos”, explica Marks.

Las mujeres iraníes que dejan de “atender” a sus machistas maridos pueden ser muy persuasivas, dice esta socióloga. Y otros estudios apuntan a que las jóvenes que se quitaron la hijab es muy probable ya no volverán a colocársela nuevamente. Tampoco parecen predispuestos a aceptar nuevamente la segregación los chicos que ahora almuerzan tranquilamente juntos en las universidades iraníes.


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