El primero de ellos fue Jair Bolsonaro. Un exmilitar que ocupaba una banca en el congreso al margen del juego entre la izquierda (el PT de Lula) y el "centrao" que con figuras como Fernando Henrique Cardoso, dominaban la "el rumbo de la política" brasileña, desde el poder Ejecutivo o desde el Congreso.
Bolsonaro llegó con un discurso duro, precapitalista extremo, individualista y a favor de proteger las condiciones de seguridad para el ciudadano y la sociedad. Llegó al poder desajolando al Partido de los Trabajadores y se "comió" literalmente las aspiraciones de Michel Temer, vice de Rousseff pero de ideas muy diferentes a la presidente depuesta.
Su gobierno fracasó por todas esas políticas radicalizadas que le impidieron desarrollar una clara acción de gobierno - con el pésimo manejo de la pandemia - y apostando solo a una relación "carnal" con Donald Trump. Brasil experto en la diplomacia, se aisló del mundo.
El orden extremo de Bukele en El Salvador
El joven Najib Bukele llegó al poder en El Salvador barriendo a los políticos tradicionales. Primero apostó a un cambio radical en la economía, apostó al bictoin como solución en ese campo, pero cuando la iniciativa no funcionó encontró al enemigo justo: la lucha contra las pandillas y la inseguridad. Construyó una mega cárcel con capacidad para 20.000 reos para garantizar la "seguridad" de los ciudadanos.
Amaga a cambios constitucionales, como para seguir adelante con sus modificaciones contra el sistema.
Luis Abidaner en República Dominicana y Rodrigo Chaves en Costa Rica son otros dos presidentes centroamericanos que plantearon romper de cuajo con la "vieja política" y...ganaron.
Sudamérica, "outsiders" con poca fortuna
En Chile, Gabriel Boric tiene - pese a su juventud - una larga trayectoria en el Partido Comunista. Pero hay que incluirlo en esta lista porque irrumpió en la política de Chile con la rebelión social que estalló en 2019. Criticó a fondo la gestión de Piñera y la centroderecha en Chile, pero también rompió acuerdos con el Partido Socialista, la alternancia desde que el país trasandino recuperó la democracia en 1990.
Así, Chile llegó a un ballotage con una experiencia inédita: Katz, el "antisistema" de la derecha (no era el delfín de Piñera) y Boric por la izquierda más radicalizada, un paso más allá del socialismo de Lagos y Bachellet.
Pero desde que llegó al poder, comprobó que prometer es una cosa y la acción concreta de gobierno es muy diferente. Está en el piso de aceptación, en poco más de un año de gobierno.
Se jugó por una mala reforma constitucional rechazada por el pueblo - que había votado en un 80% a favor de darse una nueva carga magna - y sus reformas económicas no logran el eco que tuvieron en la campaña. Antes bien, generan un rechazo a cada paso. Para peor, no tiene el control del Congreso en Chile.
En Colombia, la crisis de la dirigencia tradicional buscó un "elemento extraño". La izquierda más radicalizada fue en busca de un maestro rural con prestigio para que liderara el cambio contra los políticos tradicionales. Así llegó a la presidencia Gustavo Petro. Como Boric, sin mayoría en el Congreso, sus reformas profundas, laborales, económicas y de salud, naufragan o fracasan. Para peor, días antes de cumplir un año en el gobierno, su hijo quedó detenido y confesó - entre otras cosas - que el narcotráfico financió la campaña electoral de su padre.
Perú es un caso aparte, pero que también apostó a los antisistemas. Lleva 23 años de crisis política - con vacancias permanentes de la presidencia - pero con muy baja inflación. De las más bajas de la región.
En ese contexto, el radicalizado Pedro Castillo llegó al poder. Pero sin estructura propia y en clara minoría en el Congreso. Entonces tomó una medida extrema: el "antisistema" cerró el Congreso y el resultado fue que lo destituyeron y Perú tiene otra vez un gobierno provisional.
El caso libertario en la Argentina
Javier Milei encontró la palabra justa para taladrar a los partidos tradicionales: "la casta". A eso le agregó - es economista - que la "dolarización " es la única solución frente a una grave inflación. Con un "costo muy pobre" en la transformación": apenas US$35.000 millones de dólares.
En las elecciones provinciales que hubo en el país, La Libertad Avanza casi no figuró en ningún distrito. Pero en las PASO de este domingo, arrasó en 16 provincias y fue la fuerza y el candidato más votado con el 30% de los votos.
Tampoco parece que si gana, vaya a tener una gran estructura o representación parlamentaria. Pero esa será otra historia. Hoy, el nombre de Javier Milei se inscribe con fuerza - como "libertario" - entre los "antisistema de la región".