Frente a una marea de 1,5 millones de peregrinos, el papa Francisco presidió este domingo la misa final de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) de Lisboa, donde tuvo un reconocimiento especial para las víctimas de abusos sexuales, llamó a los jóvenes a avanzar sin miedo e insistió en que hay espacio para todos en la Iglesia.
Aclamado por una multitud que le cantaba “¡Esta es la juventud del Papa!”, el Pontífice se dio un último baño de masas antes de cerrar esta edición de la mayor reunión internacional de católicos.
”A ustedes jóvenes que quieren cambiar el mundo (...) y que quieren luchar por la justicia y la paz (...), no tengan miedo”, dijo Francisco en español.
Una multitud se congregó para saludar al papa Francisco
Tanto en la vigilia del sábado como en la eucaristía del domingo, en un vasto recinto instalado junto al río Tajo, se congregaron 1,5 millones de personas, informó el Vaticano.
En su discurso, Francisco aludió a la guerra en Europa. ”Siento un gran dolor por la querida Ucrania. Amigos, permitan que también yo, ya viejo, comparta con ustedes un sueño que llevo en el corazón, el sueño de la paz”, agregó.
Después de un extenso recorrido en “Papamóvil”, Francisco presidió la misa desde el colosal altar que dominaba este recinto a las puertas de Lisboa, repleto hoy de fieles agitando sus banderas, además de 10.000 sacerdotes,
Antes de concluir la ceremonia, Francisco reveló una de las incógnitas de cada edición, al anunciar que Seúl será la próxima sede de este macroevento que moviliza a miles de jóvenes de todo el mundo.
”Y así, en el 2027, desde la frontera occidental de Europa se trasladará al Lejano Oriente, y este es un hermoso signo de la universalidad de la Iglesia”, reveló.
Después de la misa, el Papa se encontró con los 24.000 voluntarios que participaron en la organización de esta edición de la Jornada Mundial de la Juventud, aplazada un año a causa de la pandemia, antes de emprender el regreso a Roma.
De los 500.000 peregrinos que asistieron a la misa de apertura el martes, en el Parque Eduardo VII, la participación aumentó hasta la “acampada” del millón y medio de fieles en la vigilia de la noche del sábado y en la misa de despedida de este domingo en el Parque Tejo.
Denuncia de abusos sexuales en la Iglesia
El papa llegó a un Portugal sacudido por las revelaciones de una comisión independiente que, en febrero, denunció la existencia de al menos 4.800 víctimas de abusos cometidos con menores en el seno de la Iglesia portuguesa.
Las víctimas reclamaban justificación, reconocimiento y criticaban la reacción de la Iglesia portuguesa y el hecho de que el tema no figurara en la agenda oficial del encuentro.
En un discurso ante el clero del país en su primera jornada en Lisboa, el pontífice pidió a la Iglesia de Portugal “una purificación humilde y constante” en relación con este escándalo y pidió que las víctimas “sean siempre acogidas y escuchadas”.
Horas después, Francisco se reunió en privado con 13 víctimas de pederastia, a quienes pidió perdón en nombre de la institución. Sin embargo, las víctimas advirtieron que este gesto es insuficiente.