Sarah Sands se tomó dos botellas de vino para darse fuerza y fue a la casa de Michael Pleasted, de 77 años, en un edificio vecino de su casa en el este de Londres. Tocó el timbre de la casa de su vecino y apenas el hombre abrió la puerta le dio 8 puñaladas en 2014.
“Lo pinché en la frente con el cuchillo y me agarró la mano. Perdí el control. No podía dejar que nadie más saliera lastimado, alguien tenía que proteger a la gente”, recordó Sarah sobre el ataque.
Así fue el ataque
En el momento en que le estaba asestando las puñaladas, el hombre aullaba “tus hijos mienten”. Fue el único momento de duda para Sarah. “El mundo entero se congeló. Tenía el cuchillo en la mano izquierda y recuerdo que trató de agarrarlo. Nunca tuve la intención de matarlo”.
La mujer fue captada por las cámaras de seguridad yendo al departamento del tercer piso de su vecino. Veinte minutos después salió del edificio con un cuchillo manchado de sangre en la mano izquierda. Sands regresó a su casa y se quitó la ropa manchada de sangre, después de haberle dicho a un vecino: “Haz como si nunca me hubieras visto”.
La mujer fue captada por las cámaras de seguridad yendo al departamento del tercer piso de su vecino
Luego tomó un taxi para ver a su hijastro Paul Penn y entre lágrimas confesó haber apuñalado a Pleasted. “Sacó el cuchillo y me lo mostró. Era un cuchillo de cocina, de unos treinta centímetros de largo, tenía una sustancia muy rosada”, admitió el joven.
Horas después del ataque, la mujer se entregó a la policía con el mismo cuchillo ensangrentado en su mano. “¿Quién alberga a un pedófilo de mierda en un edificio repleto de chicos? Estaba, como, buscándose problemas”, le dijo a la policía antes de que le leyeran sus derechos y le recomendaran contratar un abogado.
Durante el juicio, Sarah contó cómo se enteró que uno de sus hijos era abusado por Pleasted. “Lo encontré a Bradley tirándose del pelo, temblando y llorando. No dejaba de decir ‘debería habértelo dicho antes, eso podría haber impedido que él consiguiera a esos niños más pequeños’”, dijo Sands con lágrimas en los ojos. “Fue atacado en la tienda y en su casa. Me sentí enferma y con el corazón roto”, explicó la mujer.
El anonimato del pedófilo
Pleasted era un pedófilo que había atacado a los tres hijos de Sarah. Ahora, los chicos cumplieron 18 años y renunciaron a su derecho al anonimato para apoyar a su madre soltera, que salió de prisión después de cuatro años y ahora hace campaña para endurecer las reglas sobre los delincuentes sexuales que pueden cambiar sus nombres.
Horas después del ataque, la mujer se entregó a la policía con el mismo cuchillo ensangrentado en su mano
Los tres hermanos fueron atacados por un pedófilo que cambió su identidad para ocultar sus 24 condenas anteriores por abuso infantil y en una entrevista con la BBC admitieron que están “contentos” de que esté muerto después de que su madre lo atacó a puñaladas para protegerlos.
Uno de sus hijos, Bradley, admitió que inmediatamente pensó “me quito el sombrero” cuando se enteró de que había matado a Pleasted a puñaladas. Sus hermanos gemelos dijeron que se sentían más seguros después de que lo mataran. Reece, que entonces tenía 11 años, dijo que era “agradable saber que estaba muerto” durante la entrevista con el medio inglés.
Tras cometer el crimen del atacante de sus hijos, Sarah fue filmada por una cámara de seguridad sollozando afuera del departamento donde se produjo el ataque. “Me quitó todo. Todavía hasta el día de hoy no hay palabras para describir cómo te come por dentro. Destrozó a mi familia”, describió la mujer cómo se sentía minutos después de apuñalar a Pleasted.
“No podía decirles que era un sueño, porque no lo era, él era nuestra pesadilla viviente. Me devora porque son mis bebés. Daría mi vida por ellos”, prosiguió la mujer.
Pleasted había abusado de tres de los hijos de Sarah y otros niños pequeños en su departamento de Londres y ya había sido condenada por tres décadas de delitos de abuso infantil, incluidas 24 condenas.
La policía de Londres custodia la zona en la que sucedió el hecho
Es que un vacío legal en el Reino Unido permite que los delincuentes sexuales registrados cambien su nombre por escritura pública.
La estratagema puede ayudar a las personas a obtener una nueva licencia de conducir y pasaporte e incluso una verificación de antecedentes penales DBS nueva y limpia. Esto hizo Pleasted, pero volvió a atacar a menores en su nueva residencia de Londres.
La diputada laborista Sarah Champion le dijo a la BBC que algunos delincuentes están usando cambios de nombre para evitar las verificaciones de antecedentes penales necesarias para trabajos que incluyen trabajar con niños.
Sarah, en libertad
En tanto, Sarah salió de prisión y se mostró arrepentida de haber asesinado a Plestead: “Yo traigo vida al mundo. Nunca se me ocurrió que sería culpable de quitarle la vida al mundo”.
“Para los pedófilos, si tocas a los niños, tiene que haber consecuencias. Y esconderse detrás de los cambios de nombre... hay que quitárselo. Ese derecho a cambiar su nombre se les tiene que quitar”, resaltó la mujer en sus nuevas campañas.
Sarah Sands junto a su hijo en el momento de ser entrevistados por la BBC tras quedar en libertad
Sands fue declarada culpable de homicidio involuntario pero absuelta de asesinato porque se consideró que había perdido el control. Fue encarcelada y en el momento de escuchar la sentencia dijo: “Hice lo que haría cualquier madre”.
Mi vecino, el pedófilo
Resultó que Pleasted, considerado por la familia como un vecino amistoso y servicial en su propiedad del este de Londres, había cambiado su nombre de Robin Moult para ocultar un largo pasado de pedofilia. Tan amistoso se mostraba el hombre al principio que Sarah le cocinaba, sin saber que ya había puesto en la mira a sus pequeños hijos. “Realmente pensé que era un anciano encantador. Lo cuidaba y pasaba tiempo con él cuando podía”, confesó Sarah mientras se le helaba la sangre.
Bradley, otro de los hijos de Sarah dijo que sintió cuándo se enteró lo que había hecho su mamá. “Pensé que me quito el sombrero, no lo voy a negar”
Alfie se mostró en coincidencia con sus dos hermanos. “Nos hizo sentir más seguros. No ralentizó las pesadillas. Pero nos dio una sensación de seguridad porque no tenías que caminar por la calle pensando que iba a dar la vuelta a la esquina el hombre que nos había abusado”.
Antes de ser condenada, Sarah se defendió frente al Tribunal. La mujer dijo que “sólo quería asustarlo”. Ahora, la mujer quedó libre e intenta rehacer su vida con sus hijos ya grandes. “Sólo quise que los chicos no tengan la mala suerte de cruzarse con su atacante por la calle en algún otro momento de la vida”, explicó.