El ejército israelí lanzó un masivo ataque contra el comando central del Hezbollah, ubicado en Beirut, la capital de el Líbano. Los primeros reportes dan cuenta de zonas urbanas totalmente destruidas y que el bombardeo habría tenido como objetivo a Hassan Nasrallah, líder del grupo terrorista.
Por el momento, se desconoce oficialmente el paradero o el estado de salud del líder de Hezbollah, e Israel ni siquiera ha confirmado si estaba o no dentro de la sede del grupo chií cuando esta fue bombardeada, y quedó arrasado el edificio situado sobre ella.
Sin embargo, fuentes de la cúpula de Defensa israelí que pidieron el anonimato estiman que Nasrala sí que estaba en el cuartel general de Hezbollah, según detalla el diario israelí Haaretz. Mientras que Amos Yadlin, ex jefe de inteligencia del Ejército, dijo al Canal 12 que el ataque no habría sido aprobado sin la “absoluta certeza” de su presencia y que sus fuentes, sin identificar, insisten en que Nasrala “ya no está con nosotros”.
Benjamin Netanyahu, el primer ministro israelí, autorizó la operación desde su hotel en Nueva York, momentos antes de pronunciar su fuerte discurso en la Asamblea General de la ONU, según una imagen divulgada por su oficina en la que aparece en mandatario, acompañado de su secretario militar y su jefe de gabinete.
Al menos dos personas han muerto y otras 76 han resultado heridas en el bombardeo, según el Ministerio de Salud libanés, que describe estas cifras como un balance preliminar, teniendo en cuenta la fuerza e intensidad del ataque israelí.
Según el desglose de estos datos, que son el “balance inicial” de víctimas, 61 personas sufrieron “heridas menores” y otras 15 requieren ser hospitalizadas.
“Después de casi un año en el que Hezbollah disparó cohetes, misiles y drones suicidas contra civiles israelíes, después de casi un año en que Israel advirtió al mundo y le dijo que debía detener a Hizbulá, Israel está haciendo lo que todo Estado soberano del mundo haría”, dijo el portavoz militar israelí, contraalmirante Daniel Hagari, en una videoconferencia tanto en hebreo como en inglés en la que anunció el ataque.
Israel está tomando “las medidas necesarias para proteger a nuestro pueblo, para que las familias israelíes puedan vivir en sus hogares, de forma segura”, añadió.
Una tensión que no para de crecer
Hezbollah inició sus ataques contra el norte de Israel el 8 de octubre de 2023, al día siguiente del ataque de Hamás contra territorio israelí y del inicio de la guerra en Gaza, en lo que el partido-milicia describió como un gesto de solidaridad con los gazatíes.
Desde entonces, ha reiterado en numerosas ocasiones que detendría el lanzamiento de cohetes y de misiles contra Israel si este ponía fin a la guerra en la Franja de Gaza.
Sin embargo, el conflicto se intensificó la semana pasada, tras la explosión simultánea de unos 5.000 aparatos de comunicación en manos de integrantes de Hizbulá, y el asesinato de varios de sus altos mandos en otro ataque en Dahye el pasado viernes.
Desde entonces han muerto más 700 personas en Líbano, miles han resultado heridas y más de 77.000 han sido desplazadas de sus hogares, unas cifras sin precedentes desde la guerra civil libanesa (1975-1990).
La embajada en el Líbano de Irán, principal aliado y protector de Hezbollah, afirmó este viernes, en lo que podría ser un mensaje a Israel, que los bombardeos israelíes contra Beirut suponen “una escalada peligrosa que cambia las normas del juego”.