La Fiscalía Federal de Suiza abrió una investigación sobre la adquisición de Credit Suisse por parte de UBS Group, respaldada por el Estado con miles de millones de francos suizos de fondos públicos.
Así lo informó la oficina del fiscal general, con sede en la capital Berna, que puntualizó que está investigando posibles infracciones de la legislación penal del país por parte de funcionarios gubernamentales, reguladores y ejecutivos de los dos bancos, que acordaron una fusión de emergencia el mes pasado para evitar un colapso del sistema financiero del país.
El organismo señaló en un comunicado que "numerosos aspectos de los acontecimientos en torno a Credit Suisse" merecían ser investigados y necesitaban ser analizados para "identificar cualquier delito penal que pudiera ser competencia (de la fiscalía)".
"La Oficina de la Fiscalía General quiere cumplir de forma proactiva su mandato y su responsabilidad de contribuir a un centro financiero suizo limpio y ha establecido un sistema de supervisión para poder tomar medidas inmediatamente en cualquier asunto que entre dentro de su ámbito de responsabilidad", añadió.
Negociaciones
No dio ninguna indicación sobre los aspectos concretos del acuerdo de fusión que podría examinar ni sobre la duración de la investigación.
Credit Suisse y UBS no respondieron inmediatamente a las solicitudes de comentarios.
El mes pasado, UBS dijo que adquiriría a su rival Credit Suisse por 3.000 millones de francos suizos (3.300 millones de dólares) en una operación orquestada por el Gobierno suizo, el banco central y el regulador del mercado.
El banco está intentando tener cerrado el acuerdo a finales de abril, según informa la agencia Reuters.
Despidos
Según datos de na encuesta realizada entre economistas suizos, casi la mitad de ellos opinan que la adquisición de Credit Suisse no era la mejor solución, y advierten de que la situación ha mermado la reputación de Suiza como centro bancario.
La operación, concebida también para ayudar a garantizar la estabilidad financiera mundial durante un periodo de turbulencias, ha despertado la preocupación de los críticos por el tamaño del banco fusionado, con 1,6 billones de dólares en activos y más de 120.000 empleados en todo el mundo.
Hasta un 30% de la plantilla podría perder su empleo debido a la adquisición, según un alto directivo de UBS no identificado citado por los medios de comunicación suizos.