El trágico incendio que ha tenido lugar a primera hora de la mañana en una conocida discoteca de la zona de ocio Atalayas, en Murcia, ha dejado ya 11 muertos. Según fuentes policiales, el fuego comenzó sobre las 6 de la mañana en el local Fonda Milagros y se extendió de manera rápida al resto de discotecas, que también continuaban abiertas a esa hora. Los cuerpos de emergencia y seguridad del estado no tardaron en llegar y, según ha afirmado el alcalde de la ciudad, José Ballesta, a las ocho el incendio estaba extinguido.
Policías y bomberos se encuentran todavía trabajando en el lugar de los hechos, hasta donde se han acercado tanto medios de comunicación como familiares de algunos de los jóvenes que se encontraban allí, pues todavía hay una gran confusión. De hecho, todavía hay personas desaparecidas y cuerpos sin identificar.
Allí se encuentra un hombre llamado Jairo, padre de una chica de 28 años que está desaparecida. Según ha desvelado a los medios, la joven se encontraba con su pareja y otros amigos de Caravaca de la Cruz, donde residen. Visiblemente afectado, ha narrado que su hija mandó un audio a su madre poco después de que comenzara el fuego.
“Nos envió un audio. Le alcanzó para despedirse”, ha relatado, para después reproducir directamente el mensaje de voz que llegó a su teléfono cerca de las seis de la mañana, en el mismo se la escucha decir: “Mami la amo, vamos a morir. Mami, la amo”. Además, se oyen gritos de fondo, gente con dificultades para respirar y una desesperada petición, “¡dadle a la luz!”. Cabe señalar que durante el incendio se cortó el suministro eléctrico de los locales.
Jairo también ha contado que su hija había ido a la capital de fiesta porque “en Caravaca no hay discotecas; vinieron a amanecer. Era la segunda vez que venía”.
Testimonio
En la zona de los hechos también se encontraba Alan Antonio Antía, vecino de la región, quien ha contado a los periodistas que él mismo estaba este sábado por la noche en Fonda Milagros, donde se originaron los hechos, participando en un cumpleaños de unas veinte personas de entre 30 y 50 años.
Tal y como ha revelado, todos los asistentes a la celebración eran de Nicaragua, excepto uno de Ecuador. La cena comenzó a las ocho de la tarde y, finalizada, nueve de ellos se quedaron de fiesta en el establecimiento.
“Me llamaron al móvil a las 5.30 de la mañana. Cogí mi patinete y cuando llegué a la zona de las Atalayas me encontré que el local La Fonda estaba en llamas. Ardía el techo y algunas personas que estaban en la planta baja consiguieron salir. La gente comentaba que había muchas personas dentro, fue muy angustioso”, ha dicho.