Como respuesta a la masacre del último sábado en el norte de Israel, que dejó un saldo de 12 niños asesinados a manos de Hezbollah, las FDI realizaron en la noche del martes, dos operativos que actuaron a manera de represalia contra las dos organizaciones terroristas que azotan el país desde el comienzo de la guerra, hace casi 10 meses.
En las últimas horas del martes, una misión llevada a cabo en las afueras de Beirut, logró eliminar a Fuad Shukr, el número dos de Hezbollah que se escondía en la capital del Líbano, buscando salirse del principal escenario del conflicto, que se ubica en la frontera de ambos países.
Shukr era un reconocido activista del grupo chiita y, sobre él recae la responsabilidad de gran parte de los lanzamientos que Hezbollah viene realizando contra Israel desde el 8 de octubre del año pasado.
Si bien los mandos de la organización terrorista tardaron en reconocer la muerte de Shukr, y durante varias horas comunicaron que Israel había fracasado en su intento de eliminación, aproximadamente a las 21.30 hora local, emitieron un comunicado indicando que el líder había resultado gravemente herido y que había fallecido camino al hospital en el que debía ser tratado.
El hecho causó revuelo en la zona del Medio Oriente e, inmediatamente, el Ejército emitió un comunicado, indicando a la población del norte la recomendación de quedarse a resguardo en sitios cercanos a sus hogares, ante la posibilidad de posibles ataques en respuesta de Hezbollah a la respuesta de Israel al ataque de Hezbollah.
Pero el hecho no se limitó solamente a lo ocurrido en Beirut.
En la madrugada del martes, el escenario se trasladó a Teherán en donde una misión del Mossad eliminó a Ismail Haniyeh.
El líder del buró político de Hamás se encontraba en la capital de Irán a donde había viajado para participar de la asunción del nuevo presidente Masoud Pezeshkian.
Según fuentes oficiales iraníes, Haniyeh (que se encontraba junto a su guardaespaldas) fue eliminado alrededor de las dos, hora local, tras el impacto de un misil en el dormitorio de la residencia que había sido cedida por la Guardia Revolucionaria de Irán.
Por otra parte, el periódico Al-Jarabi Al-Jadid informó que el Secretario General de la Yihad Islámica Palestina también se encontraba en el edificio, pero en un piso diferente y que por eso no sufrió heridas.
La muerte de ambos líderes terroristas se constituye como un hecho que consterna a sus seguidores, en tanto ocurrieron con menos de 10 horas de diferencia y porque, de alguna manera, se lee como un mensaje por parte de Israel respecto de que puede atacar en cualquier momento, en cualquier punto del mundo.
Pero la muerte de Haniyeh en particular, causa impacto en el gobierno iraní, ya que ocurrió en dicho país que, frente a sus demostraciones de poderío militar, vio burlada su seguridad en lo más profundo de su ciudad capital.
Las repercusiones internacionales
Inmediatamente después de conocido el hecho, diferentes actores políticos, militares y terroristas emitieron comunicados condenando la acción de Israel y hasta prometiendo venganza.
En su sitio oficial, Hamás publicó el siguiente mensaje:
El Movimiento de Resistencia Islámica Hamás comunica a los hijos de nuestro gran pueblo palestino, a la nación árabe e islámica y a todos los pueblos libres del mundo:
“El líder mártir, el mujahid Ismail Haniyeh, presidente del movimiento, fue martirizado tras un ataque sionista cobarde en su residencia en Teherán, después de su participación en la ceremonia de investidura del nuevo presidente iraní.”
El presidente ruso, Vladimir Putin condenó la muerte de Haniyeh al tiempo que se solidarizó con el gobierno de Irán.
Por su parte, el líder supremo de Irán, declaró que "Tras este amargo y trágico evento que ha ocurrido dentro de las fronteras de la República Islámica, es nuestro deber vengarnos"
Unos minutos luego de haber lanzado este mensaje, banderas rojas (en señal de venganza) se izaron en diferentes puntos del país.
¿Qué se espera en Israel?
La sociedad israelí despertó hoy con sensaciones encontradas.
Por un lado la muerte de Haniyeh no deja de ser festejada por gran parte de la población, en tanto se trataba de uno de los factores fundamentales en la organización terrorista Hamás, que desde hace más de 35 años pretende eliminar el Estado hebreo (tal como figura en su carta fundacional) y que fue autor de la peor masacre contra Israel ocurrida el pasado 7 de octubre, que dejó un saldo de más de 1200 asesinados (violados, mutilados, incendiados, degollados) y 240 secuestrados en la Franja de Gaza (muchos de los cuales, fueron llevados ya sin vida)
Pero, por otra parte, la inquietud y la ansiedad por lo que pueda ocurrir se apodera de la gente.
En las calles se habla de la guerra que vendrá (la otra guerra, además de la que continúa vigente desde hace diez meses)
No hay persona que no se pregunte como será la respuesta y desde qué frente llegará.
Si acaso Hezbollah desatará un ataque masivo hacia diferentes puntos del país, si tal vez Irán decida entrar de lleno en el conflicto (hasta ahora lo ha hecho mediante sus proxys y tan sólo una vez envió misiles directamente desde sus bases) Si será Hamás el que desate nuevos ataques para vengar la muerte de su líder… o si serán todos juntos y al mismo tiempo.
La realidad es que lo que ocurra todavía es imposible de saber. Lo que sí es concreto es que Israel se enfrenta a un posible múltiple escenario y para eso debe estar seguro de tener las fuerzas y el armamento suficiente para poder responder y defenderse.
De momento, los gobiernos de Estados Unidos y Gran Bretaña informaron que apoyarán a Israel en todo lo que sea necesario.
El Secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken reafirmó el derecho de Israel a defenderse y recalcó la unión inclaudicable que mantienen ambos países.
Lo cierto es que el conflicto en Medio Oriente no se acerca, todavía, a un final que incluya un acuerdo de paz.
Mañana se cumplen 300 días desde que Hamás ingresó en Israel el pasado 7 de octubre, y todavía hay 115 personas secuestradas en la Franja de Gaza.
Todo el país en estado de alerta por lo que ocurrirá. Pero al mismo tiempo, el mismo país reclamando que se llegue a un acuerdo, que la guerra termine y, por sobre todas las cosas, que lo secuestrados regresen a sus hogares.
