Hay dos nombres que, con solo decirlos, generan euforia en Argentina: Lionel Messi y Taylor Swift. El primero es ídolo absoluto del fútbol y casi que no necesita presentación. La segunda es una de las cantantes más famosas del momento que en noviembre dará tres shows en Argentina, para los que muchos fanáticos ya acampan en las afueras del Monumental y muchos otros esperan con ansias la reventa de entradas. Ver a cualquiera de los dos en vivo es una experiencia inolvidable para cualquiera.
Ahora, los dos están en el mismo lugar: Estados Unidos. Messi juega en el Inter Miami y cada fin de semana por medio viaja a distintas partes del país para disputar algún partido de liga. Taylor Swift sigue recaudando millones con su "Eras Tour", la gira que promete ser la más taquillera de la historia. La euforia que generan ambos también es muy rentable, tanto para los clubes o estadios como para los revendedores de entradas.
De hecho, la reventa de tickets se convirtió en un fenómeno sin precedentes en Estados Unidos. El precio promedio de las entradas de Taylor Swift vendidas en Estados Unidos en StubHub, un sitio de reventa, fue de 1.095 dólares. Desde que Messi llegó a la Major League Soccer (MLS), el precio de las entradas para los partidos del Inter Miami se disparó a 255 dólares cada una, desde 30 dólares.
Algunos revendedores aprovecharon el frenesí y ganaron mucho dinero, situación que llamó la atención del Servicio Interno de Impuestos de Estados Unidos (IRS, por sus siglas en inglés). Ahora, el organismo exigirá que los revendedores declaren los ingresos adicionales que obtienen por sus ventas y paguen impuestos por ellos. Messi y Taylor Swift cambiaron la recaudación del fisco estadounidense.
El fenómeno Messi y Taylor Swift
Según informó el Wall Street Journal (WSJ), las plataformas de reventa tenían que enviar un formulario específico (el 1099-K) por cada usuario que recibiera más de 20.000 dólares en ingresos y tuviera más de 200 transacciones. Sin embargo, una nueva ley de 2021 —motivada por la pandemia— redujo ese umbral a 600 dólares, independientemente del número de transacciones. Aunque se esperaba que la ley entrara en vigor en el año fiscal 2022, el IRS la retrasó para 2023.
Así, el organismo estatal recibirá en 2024 millones de formularios. Muchos más que antes: estima que recibirá 44 millones de 1099-K que cubren el año fiscal 2023 bajo el nuevo régimen de presentación de informes, frente a 11,1 millones en 2021.
El fenómeno Taylor Swift casi no tiene precedentes en Estados Unidos
¿Qué pasó? Messi pasó. Y Taylor Swift también. Un joven dijo al WSJ que compró dos entradas para el Eras Tour por 360 dólares cada una y las revendió por 2.198 dólares. "Pensé que no había manera de que me dejaran ganar tanto dinero con la venta sin avisarle al IRS", admitió. Otro compró seis entradas para el espectáculo de Swift en Houston en abril por un total de 1.200 dólares y las vendió por 8.550 dólares.
Un hombre de Orlando contó al medio citado que tenía un abono para todo el año en la cancha de Orlando City SC. Las veces que no podía ir vendía su par de entradas a un valor de entre 60% y 100% de su precio original. En promedio, recaudaba 35 dólares. Para el partido contra el Inter Miami de Messi las sacó a la venta: se las compraron por 1.100 dólares.
Messi jugó contra Orlando City y marcó dos goles
Llegan los impuestos
El nuevo umbral que entra en vigencia este año fiscal es mucho más chico que el anterior —pasó de 20.000 en ventas a 600 dólares—, por lo que muchas empresas se están acostumbrando a elaborar bastantes más formularios 1099-K que antes. TickPick, por ejemplo, dijo al WSJ que es probable que emita al menos 10 veces más 1099-K que en años anteriores.
Así, el impuesto que pagarán los revendedores individuales dependerá de factores como el precio que pagaron, el precio de venta menos las tarifas de venta, el período de tiempo entre la compra y la reventa y su categoría impositiva.
El formulario 1099{K se volvió un dolor de cabeza para revendedores
Por ejemplo, si una persona pagó 500 dólares por entradas que después revendió por 900 dólares, con 90 dólares de honorarios del vendedor, tendría una ganancia de 310 dólares. Esa ganancia, entonces, sufriría un impuesto de entre el 10% al 37%, dependiendo si el aficionado vendió las entradas dentro del año posterior a la compra. Además, podría sufrir más impuestos según determine cada estado.
En el caso de quien compró entradas por 1.200 dólares y las vendió por 8.550 dólares, su factura de impuestos será de unos 2.700 dólares.
En este sentido, la IRS remarcó que el revendedor solo pagará impuestos si obtuvo ganancias, es decir, si vendió la entrada por más de lo que la compró. Si vendió a pérdida (ingresó menos de lo que gastó para comprarla), no podrá usar otras ganancias para compensarlo.
Los revendedores no quieren impuestos
Vender boletos con ganancias siempre contó como ingreso sujeto a impuestos, pero el nuevo umbral significa que al IRS le resultará más fácil ver esos ingresos y recaudar impuestos sobre ellos, explicó el WSJ.
Aunque la nueva ley todavía no logró las primeras recaudaciones, ya hay muchos políticos y empresarios que buscan cambiarla. De hecho, ya entró en el Senado un proyecto de ley bipartidista que pone el umbral en 10.000 dólares y 50 transacciones.
La reventa es un peso pesado: hay mucho dinero en juego. El proyecto de ley republicano reduciría los ingresos federales en 9.700 millones de dólares en una década, según el Comité Conjunto de Impuestos del Congreso. Ver a Messi o Taylor Swift es mucho más que una experiencia. Es un problema para la recaudación de impuestos de Estados Unidos.
