La reciente captura en Paraguay de miembros de una organización internacional que llevó 17 toneladas de cocaína de Bolivia y Colombia a Europa por un valor de 700 millones de dólares es una noticia más en este país dominado por el narcotráfico.
Un total de 855 pistas clandestinas y 31 escuelas de pilotaje, además de todos los parques nacionales tomados por los productores de coca y las fábricas de cocaína, mientras el gobierno se niega a activar los 13 radares que compró en 2017, han creado una realidad similar a la de Afganistán.
Andrés Flores, diputado de la tendencia de Luis Arce acaba de acusar a la gestión de Evo Morales de haber protegido a narcotraficantes, en respuesta a acusaciones similares, en sentido contrario, hechas desde el bando del cocalero del Chapare.
Carlos Romero, ex ministro de gobierno de Morales, había alertado de la existencia de una pista clandestina que tiene iluminación artificial para operaciones nocturnas en Bajo Paraguá, cerca de la frontera con Paraguay, y el gobierno demoró tres meses en llegar al lugar.
El informe dice que allí operaba una moderna fábrica de clorhidrato de cocaína que producía una tonelada por día, con instalaciones muy modernas y cómodas, que incluían un gimnasio para sus empleados, y que contaba con un sistema de seguridad que había sido capaz de mantener alejada a la policía durante años. Era un territorio tomado, como lo siguen siendo otras instalaciones del narcotráfico en otros parques nacionales.
El gobierno ha negado que en Bolivia estén operando cárteles extranjeros, pero el diario O Estado de Sao Paulo informó que el Primer Comando da Capital, PCC, no solamente opera en Bolivia, sino que tiene en este país incluso plantaciones de coca y fábricas para producir la droga que debe enviar a Europa en una operación con la mafia calabresa Ndranghetta.
Las acusaciones que se hacen los dirigentes del partido MAS, entre las facciones de Arce y Morales, sobre las conexiones que ambos tendrían con el narcotráfico, refuerzan las sospechas de que el cocalero líder de ese partido ha marcado la política boliviana desde principios de siglo.