Las inundaciones desatadas por lluvias torrenciales en el este de Kentucky han matado al menos a 37 personas, entre ellas cuatro niños. El gobernador del Estado, Andy Beashear, aseguró este lunes que la cifra de víctimas mortale2s aumentará en las próximas horas. Las autoridades redoblaron los esfuerzos para proporcionar comida y refugio a miles de desplazados.
El Servicio Meteorológico Nacional de Estados Unidos ha pronosticado lluvias y tormentas continuas hasta hoy, lo que puede dificultar las labores de rescate.
“Si las cosas no fueran lo suficientemente difíciles para la gente de esta región, ahora mismo está lloviendo”, afirmó Beshear. Desde el pasado jueves, miembros de la Guardia Nacional de Kentucky, de Tennessee (vecino del sur) y de Virginia Occidental se han sumado a los agentes de la policía y del Departamento de Pesca y Vida Silvestre locales para rescatar a los supervivientes.
Un día antes de las lluvias de Kentucky, una tormenta sin precedentes en ese territorio azotó San Luis (Misuri) y mató a una persona. Ambos sucesos, que los expertos califican de extraordinarios, estuvieron motivados por la misma configuración atmosférica, y ejemplifican la clase de eventos sin precedentes a los que los meteorólogos se tendrán que enfrentar más a menudo por el calentamiento global.