Los mercados financieros brasileños se preparan para una sesión volátil después de que el izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva ganara las elecciones presidenciales del domingo, mientras los inversores sopesan las especulaciones sobre su gabinete y el riesgo de que su rival derrotado cuestione los resultados. En las operaciones previas a la apertura de Wall Street, el índice iShares MSCI Brazil que agrupa a las acciones más importantes de ese país, caía 5,21% augurando un día de números rojos.
Los inversores estarán muy atentos a las señales de tensión política que podrían crear agitación o hacer descarrilar la expansión de la mayor economía de América Latina. Con una previsión de crecimiento económico del 2,7% para 2022, el mercado de renta variable brasileño Bovespa lleva ganado un 14,8% en términos de dólares estadounidenses este año, el segundo mejor entre los índices de referencia del mundo, mientras que su moneda, el real, avanzaba un 5,2% frente al billete verde hasta el viernes pasado.
El presidente Jair Bolsonaro, supo arrojar sospechas sobre un supuesto fraude en las elecciones brasileñas aún antes de que los votantes concurrieran a las urnas y el año pasado planteó la posibilidad de negarse a aceptar los resultados de la votación, mencionando el caso del estadounidense Donald Trump como antecedente.
Ayer, Bolsonaro y su equipo de campaña guardaron silencio en las horas posteriores a que las autoridades electorales declararan la victoria de Lula. Un alto asesor dijo que Bolsonaro no daría un discurso hasta hoy, lunes.
“Esperamos algo de ruido por parte de los partidarios de Bolsonaro, pero no parece que amenace a las instituciones”, dijo Ricardo Lacerda, fundador y director general del banco de inversión BR Partners en una nota citada por la agencia Reuters.
El american depositary receipt - ADR, como se llama a las acciones de empresas extranjeras que cotizan en la Bolsa de Nueva York- de la minera brasileña Vale perdía 4,88% en el premarket, las operaciones que se concretan antes de la apertura del mercado. La acción de Petrobras perdía 1,88%, y la de Itaú, ganaba un 0,78 por ciento.
Los futuros del real brasileño, mientras tanto, operaban también con una baja del 1,85 por ciento.
En los mercados de valores se esperaba que las empresas controladas por el Estado sufran ya que la victoria de Lula descarta la promesa de privatizaciones lanzada por Bolsonaro.
En su discurso de victoria del domingo por la noche, Lula prometió unir a un país dividido. Invitó a la cooperación internacional para preservar la selva amazónica y dijo que buscará un comercio mundial justo en lugar de acuerdos comerciales que “condenen a nuestro país a ser un eterno exportador de materias primas”. También dijo que le preocupa que Bolsonaro permita una transición ordenada.
El presidente en funciones, Jair Bolsonaro, todavía no reconoció la derrota y se espera que hable este lunes (Reuters)
Lula ha sido cauteloso sobre las posibles elecciones del gabinete durante la campaña, pero se espera que varios aliados de confianza de su Partido de los Trabajadores (PT) ocupen puestos de referencia en el nuevo Gobierno el 1° de enero.
En los últimos días antes de la segunda vuelta electoral el expresidente del banco central de Brasil Henrique Meirelles y el exministro de Salud Alexandre Padilha surgieron como dos fuertes candidatos para liderar el equipo económico del país en caso de una victoria de Lula. Son candidatos “moderados”, que acercarían al nuevo y por tercera vez presidente a la aprobación de los inversores.
Antes de la votación, los analistas de Citi, dirigidos por Donato Guarino, dijeron que las instituciones de Brasil “están preparadas para desbaratar cualquier esfuerzo de impugnación hecho por Bolsonaro con respecto a los resultados de las elecciones”, y se espera que los tribunales electorales derriben cualquier acusación de Bolsonaro.
Los analistas de JPMorgan, citados por Reuters, dijeron que “la tensión política puede aumentar en el corto plazo, y estaremos vigilar de cerca este riesgo”.
Los mercados estarán atentos a la magnitud de la renuncia al techo de gasto para dar cabida a las promesas de campaña, y a un programa más detallado de propuestas como la reforma tributaria y el nuevo anclaje fiscal para sustituir el gasto del techo y los posibles cambios de la reforma laboral, dijeron analistas de Goldman.