El mundo de J.R.R Tolkien es, se sabe, pura fantasía. Pero lo más fantástico es que alguien intentó hacerle juicio a los herederos del escritor británico por "plagio", cuando en realidad el demandante era el plagiario.
En uno de los más fabulosos ejemplos de la doctrina legal que podríamos denominar "si pasa, pasa", esta semana se hizo público un litigio que resulta bastante más imaginativo que un ent, un troll o un anillo de poder. Según se publicó en Variety, el escritor Demetrious Polychron demandó a Amazon y a los herederos de Tolkien porque consideraba la serie El Señor de los Anillos: Los Anillos de Poder un plagio de personajes y situaciones de La Comunidad del Rey, según Polychron el primero de los libros-secuela de la célebre novela, continuación que iba a tener siete volúmenes.
Un juez de California desestimó la demanda pero hizo algo más: le ordenó a Polychron que pague a los abogados de Amazon y Tolkien Estate la suma de 134.637 dólares. Lo más interesante es que el juez destacó en los justificativos de la sentencia lo "fantasioso" de la demanda del escritor, considerando que todos y cada uno de los acontecimientos y personajes de sus novelas provienen directamente de la obra de Tolkien. Entre los considerandos, se leen las palabras "irracional" y "frívola" para la demanda.
No sólo eso: en una solución a la "perro Poochi" (el lector influido por Los Simpson sabrá comprender) un juez federal de los EE.UU. ordenó a Polychron destruir todas las copias físicas y digitales tanto de La Comunidad del Rey como de su continuación Los Dos Árboles, y prohibió taxativamente al autor copiar, distribuír, vender, interpretar, exhibir o explotar de cualquier forma esas obras.
El asunto es uno más en la maraña inextricable de derechos en los que quedó la obra de J.R.R. Tolkien. El autor, antes de morir, vendió los derechos audiovisuales de sus principales obras a Saul Saentz, que fue productor asociado tanto de la adaptación animada de El Señor... en 1979 como de la versión de Peter Jackson de la trilogía; luego cedió los derechos de El Hobbit a MGM, que debió asociarse con New Line (con la que Jackson tuvo una demanda por regalías mal liquidadas) para adaptar ese libro. Hoy los derechos casi integrales son de la firma de videojuegos suiza Embrace, salvo para varios textos satélite de los principales (los Apéndices de El Señor..., los Cuentos Inconclusos, etcétera) y para series de más de ocho episodios, lo que permitió el show que puso Amazon en su plataforma y del que se está rodando la segunda temporada, por lo demás la producción más cara en la historia de la TV. Pero seguro esta saga continúa.