Afganistán sufrió la muerte de al menos 2.400 personas como consecuencia de un terremoto. En realidad se trataron de 6 sismos en serie que oscilaron ente 5,6 y 6,3 grados en la escala de Richter. La ciudad de Zendejan, con 10.000 habitantes, fue la más afectada por estos terremotos continuos.
El epicentro del sismo fue entre los 10 y 14 kilómetros de profundidad y a unos 33 de distancia de esa ciudad del departamento de Herat.
Terremoto y mala infraestructura
El efecto destructor del sismo estuvo agravado por la mala situación de la infraestructura de Afganistán en general y esa zona en particular. Lo mismo sucedió en Turquía y Siria en febrero de este año y recientemente en Marruecos, el pasado 11 de septiembre.
Afganistán está ubicado en una zona de sismos. Este fue el quinto peor desde 1998, pero el regreso de los Talibanes al poder en ese país (proceso que duró desde 2020 a 2021) precarizó aún más todos los sistemas de infraestructura. Por eso, este terremoto fue el segundo más duro en víctimas con los fundamentalistas islámicos en el poder. El propio gobierno reconoció la gravedad de los daños y las muertes y declaró el área como zona de desastre.
Un milagro entre los escombros
Las autoridades dicen que el número de muertos puede seguir aumentando. Aún atrapadas bajo los escombros permanece un número no determinado de personas. Por eso fue muy emocionante el momento en que los rescatistas pudieron sacar con vida a un niño entre los estos de lo que era su casa. Afortunadamente, el menor está con vida.
Pero las viviendas no están -por lo general- construidas con un concepto antisísmico, tal como se pudo constatar en los anteriores terremotos que reseñamos durante 2023.
Ahora, los Talibanes han hecho un pedido urgente de ayuda internacional. No tienen los recursos necesarios en un país que desde que han llegado al poder se ha deteriorado en todos sus niveles. También en recursos para actuar ante emergencias como esta.
