El presidente Alberto Fernández convocó a la CGT a un encuentro para este lunes a la noche en la residencia de Olivos, en medio de un creciente conflicto social entre gremios e industriales por los reclamos de aumentos salariales. Desde el Gobierno, sin embargo, mantenían cautela y un estricto hermetismo sobre la reunión, mientras terminaban de confirmar a los invitados.
Aunque fuentes muy cercanas al Presidente confirmaron la convocatoria, desde la Casa Rosada evitaban oficializarla y lo mismo sucedía desde los círculos más cercanos a los ministros de Economía, Sergio Massa y de Trabajo, Claudio Moroni, dos de los posibles participantes de la cumbre.
Las gestiones de Alberto Fernández para escuchar los reclamos de la CGT se producen en medio de las negociaciones que lleva adelante el Ministerio de Trabajo en el conflicto entre el gremio Sutna y las empresas fabricantes de neumáticos, que anunciaron su paralización en todo el país a raíz del paro de los empleados.
El conflicto ya afecta, según admitió el secretario de Industria, José Ignacio de Mendiguren, la actividad de fábricas autopartistas y toda la cadena de valor del sector.
Aunque nadie habla de las razones de por qué se llegó a este punto de conflicto, la reunión con la CGT parece abrir una posibilidad para que el Gobierno acepte la reapertura de paritarias para compensar la pérdida de poder adquisitivo que tuvieron en los últimos meses los trabajadores.
Desde el Ministerio de Economía, tal como había anticipado, prefieren ser cautos a la hora de anunciar inminentes aumentos salariales, aunque no descartan la posibilidad de anticipar un nuevo bono que podría otorgar la ANSES como aumento de suma fija antes de fin de año. El objetivo es aplacer los reclamos que también se profundizarán desde este martes con nuevas protestas y acampes de piqueteros opositores frente al Ministerio de Desarrollo Social.
Por su parte, Massa se mostró este lunes en un acto en Lomas de Zamora con jubilados y más tarde, mantuvo un encuentro con la Cámara de Medianos Empresarios (CAME) para analizar la crisis económica que afecta a las importaciones de insumos. En paralelo, la meta es buscar consensos para llegar a un acuerdo de precios y salarios que, por ahora, parece lejos de llegar, según admiten fuentes del Ministerio de Economía.