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Continúa el éxodo de empresas: La marca de juguetes Hasbro abandona el país por el cepo

La empresa había llegado al país en el año 1996 en medio de la bonanza económica del menemismo, pero ahora decide abandonar sus operaciones en Argentina debido al deterioro del poder adquisitivo de los consumidores

Continúa el éxodo de empresas: La marca de juguetes Hasbro abandona el país por el cepo

Cada vez más empresas abandonan el país por los crecientes desequilibrios macroeconómicos y las dificultades manifiestas para hacer negocios en un contexto tan adverso, más aún teniendo otros destinos en la región que ofrecen condiciones de estabilidad y seguridad jurídica.

 

Esta vez le tocó el turno a la empresa de juguetes Hasbro, encargada de la comercialización de muchos productos famosos como el Monopoly, Play-Doh, y el Jenga, además de poseer las licencias para una gama de productos de Star Wars, Disney y Marvel. La firma anunció su disolución en Argentina, después de casi 30 años de operaciones.

Llegó por primera vez al país en el año 1996, en medio del clima de bonanza y estabilidad económica durante el menemismo. Más tarde, debido a la crisis de 2001, comenzó a comercializar sus productos a través de Cebra hasta que en el año 2016 donde decidió volver a apostar por Argentina en el clima de cambio que se vivía por aquel entonces.

Tras la vuelta del kirchnerismo y los pésimos resultados cosechados por Sergio Massa, la firma resolvió que continuar operando en Argentina le resultaba inviable. Entre otras razones, un factor fundamental fue la pérdida del poder adquisitivo de los consumidores, ya que los salarios reales son los más bajos desde 2004 según el índice salarial que publica el INDEC.

Incluso contabilizando los salarios formales en el RIPTE, estos cayeron en los umbrales más reducidos de los últimos 20 años. El consumo de juguetes es uno de los que más se ve afectado cuando los consumidores racionan al máximo sus gastos en favor de cubrir necesidades básicas, lo cual constituyó un golpe muy bajo para la industria.

Por otra parte, y además de la recesión que por la que atraviesa el país con Sergio Massa, las restricciones a las importaciones boicotean sistemáticamente el desarrollo normal de las actividades. Existen problemas de importación tanto para los bienes terminados como para los insumos que utilizan las fábricas en el país. En cualquiera de los dos casos, las empresas encuentran severas dificultades.

El sistema SIRA de control y monitoreo de importaciones fue lanzado por el propio Massa en octubre del año pasado, y es virtualmente responsable de paralizar casi completamente la actividad industrial desde agosto del año pasado. De hecho, el 99% de los permisos del SIRA fueron denegados en los últimos 3 meses, por lo que las importaciones se encuentran estancadas.

La deuda que tiene el Banco Central con proveedores en el exterior supera los US$ 54.000 millones (una cifra superior al préstamo con el FMI), y múltiples empresas denuncian hechos de corrupción y pedidos de coimas a cambio de habilitar el ingreso de importaciones por el sistema SIRA.

Massa creó las condiciones ideales para la proliferación de la corrupción en la administración pública, debido al manejo discrecional del comercio exterior como no se veía desde el siglo pasado.


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