Los incesantes conflictos gremiales en medio de la crisis económica provocaron la parálisis de algunas de las empresas más importantes del país. Ya son dos las empresas de alimentos que anuncian el cierre de sus puertas por las huelgas sindicales que promueve el gobierno kirchnerista de Sergio Massa.
La firma Dánica, productora nacional de aceites, mantecas y todo tipo de aderezos, anunció oficialmente que cerrará su fábrica en la Provincia de San Luis, debido a meses de confictos con el gremio de aceiteros. Los sindicalistas aliados de Massa boicotearon todas las negociaciones, e incumplieron la conciliación obligatoria dictada por el Ministerio de Trabajo.
“Luego de un extenso conflicto con el sindicato donde Dánica intentó por todos los medios lograr un acuerdo favorable para todos sus colaboradores de la planta de Villa Mercedes, la empresa ha decidido proceder al cierre de sus operaciones en esa ciudad”, expresa el comunicado de la empresa.
El Sindicato de Obreros y Empleados Aceiteros y Desmotadores (Soead) ejerció una presión extorsiva contra la empresa, cruzando incluso los límites legales, pero a pesar de decir que estaba defendiendo supuestamente a los trabajadores, la maniobra del sindicato terminó por dejar sin trabajo a 172 personas.
La empresa fue fundada en 1936 por el inmigrante danés Christian Boll, y es desde fines de 2018 propiedad del Grupo Beltrán, una firma cordobesa dedicada a los negocios frigoríficos y lácteos. Se trata de la mayor productora argentina de este tipo de productos.
“El motivo de la decisión es la imposibilidad de operar en condiciones de seguridad y legalidad, dado el quiebre de todos los marcos normativos y legales por parte del Sindicato de Obreros y Empleados Aceiteros y Desmotadores (SOEAD) de Villa Mercedes y Río Cuarto”, destacó la compañía en un comunicado.
“La empresa están mandando los telegramas de despido, con causa”, dijeron allegados a Dánica. “No hay más plata, no se puede producir, no queda otra opción“, concluyeron.
En la misma línea, los productos de la empresa SanCor podrían dejar de llegar en tiempo y forma a las góndolas a partir del próximo miércoles, debido a un persistente conflicto con el gremio Atilra, dirigido por Héctor Ponce, uno de los sindicalistas más cercanos a Massa.
El líder kirchnerista les ha asegurado que no va a alterar ni una coma de la disfuncional legislación laboral que está vigente en la Argentina, a diferencia del candidato Javier Milei, quien propone una fuerte reforma laboral para quitarle poder a los sindicatos y devolvérselo a los trabajadores.
El sistema actual es directamente responsable de que casi la mitad del empleo privado se encuentre en condiciones de informalidad. Massa ofrece cuatro años más de continuidad con el actual marco regulatorio para el mercado laboral.
Cada vez más empresas abandonan el país debido a la inestabilidad propia de la economía kirchnerista, la falta de facilidades para desarrollar negocios, las restricciones para exportar o importar, el bloqueo a la transferencia de dividendos al exterior, los problemas de distribución, etc.