Los últimos datos del dengue publicados por el Ministerio de Salud en el Boletín Epidemiológico semanal no sólo revelaron las dos primeras muertes en la Ciudad de Buenos Aires, con lo que el total en el país llegó a 35, si no que explican también, finalmente, por qué esta epidemia de 2023 es más agresiva, mortal y crece más rápido que las anteriores.
La clave está en que de los más de 41 mil casos de dengue registrados hasta ahora, unos 30 mil corresponden al seroripo 2. Significa el 73 por ciento. Más de 7 de cada 10 contagios están ocurriendo con una cepa que es la peor de todas. Del total de muertes de este año, el 76 por ciento corresponde, efectivamente, al serotipo DENV-2.
La literatura médica da cuenta de esta característica de la enfermedad: el serotipo 2 es el más dañino y capaz de producir cuadros graves de dengue, por más que se trate de una primera infección. Además, contribuye a que haya mayor circulación, algo que se confirma en la actual epidemia en comparación con las de 2016 y 2020.
El virus del dengue puede tener hasta cuatro serotipos y este año, según el Ministerio de Salud, en la Argentina circulan el 1 y 2. A diferencia de epidemias anteriores, la mala noticia es que ésta es la primera vez que el DENV-2 es predominante, por lo que el perjuicio de la enfermedad es evidentemente mayor.
Esto se vincula, también, con que la gente que ya contrajo dengue en el pasado es más susceptible ante la eventualidad de una segunda infección. En 2016 y 2020 predominó el DEN-1. Ahora, el protagonista es el DEN-2. Sin embargo, más allá de ese elemento potenciador del riesgo, resulta clave la virulencia propia de la cepa en acción hoy, como con el Covid lo era la letalidad de la variante de turno.
Un trabajo publicado en la revista Archivos Argentinos de Pediatría, firmado por la infectóloga Griselda Berberian, describe el comportamiento de los serotipos de dengue en las últimas epidemias en el país. Esa comparación histórica permite comprender por qué lo que está ocurriendo ahora es algo inédito.
“En el primer brote de la temporada 2008-2009 -dice Berberian-, se reportaron 26.700 casos de dengue en la Argentina. Predominó DENV-1, cuyo foco más importante estuvo en la región del NOA. Siete años más tarde, en 2016, se presentó el segundo brote de dengue, con 41.749 casos; se agregó el NEA”.
La experta continúa con una precisión clave para la comprensión del fenómeno: “Cuatro años más tarde, en 2020, se presentó el tercer gran brote de dengue, con 59.277 casos, con el aislamiento de DENV-1 (el 72 %) en su mayoría, pero ya diversificando los serotipos con el DENV-4 (el 26 %) y DENV-2 (el 2 %)”.
Es decir que la proporción actual entre los serotipos circulantes es prácticamente la inversa que la que se registró en 2020, año en que se produjeron 26 muertes en toda la temporada. Ahora ya se reportan al menos 35 decesos. En 2016, en cambio, hubo 11 muertes y en 2009 2.
Las cifras de muertes durante la epidemia de 2020, por más que entonces haya predominado el serotipo 1, no fueron marginales. Por eso, una guía oficial del Gobierno destinada a los equipos de salud indica que esa cepa también puede producir casos de dengue grave. Aunque en menor proporción que el DENV-2.
Otro dato resulta consistente con este nuevo escenario. Las provincias que más muertes registran este año son Salta (10) y Tucumán (9). En ambas circula únicamente el serotipo 2, que está presente en 10 distritos, mientras que el DENV-1 se notificó en 7. En la Ciudad y la provincia de Buenos Aires circulan ambas cepas.