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MARCHA DE JUBILADOS

Denuncian que habría agentes cubanos y bolivianos detrás de las protestas contra Milei

El kirchnerismo y sus aliados internacionales estarían intentando desestabilizar al Gobierno.

Denuncian que habría agentes cubanos y bolivianos detrás de las protestas contra Milei

Ayer una manifestación convocada por sectores del kirchnerismo y la extrema izquierda tuvo lugar en el centro porteño bajo la excusa de "defender a los jubilados".

Sin embargo, la protesta formaría parte de un plan de desestabilización contra el Gobierno de Javier Milei con la participación activa de los servicios de inteligencia de Cuba y Bolivia.

Carlos Ruckauf, exvicepresidente de la Nación, reveló  que existen informes de inteligencia que confirman la presencia de ciudadanos cubanos y bolivianos operando junto a organizaciones de izquierda y sectores kirchneristas.

"Hay una información de inteligencia sobre la presencia de ciudadanos cubanos y bolivianos trabajando cerca de estas organizaciones y manifestantes", explicó Ruckauf.

Esta denuncia se suma a antecedentes históricos de injerencia extranjera en Argentina por parte de regímenes autoritarios aliados del kirchnerismo, como los gobiernos de Cuba, Venezuela y Bolivia.

En la movilización de la semana pasada, se registraron violentos disturbios que culminaron en enfrentamientos entre terroristas de izquierda y las fuerzas de seguridad, dejando un saldo de 29 barrabravas identificados y denunciados por el Gobierno de Milei.

Las detenciones de hoy confirmaron que al menos 25 de los manifestantes contaban con graves antecedentes penales y pedidos de captura activos, evidenciando que estas protestas claramente buscan para generar caos y atentar contra el orden constitucional.

Las conexiones entre el kirchnerismo y las dictaduras de Cuba, Venezuela y Bolivia han sido ampliamente documentadas a lo largo de los años.

Durante las administraciones de Néstor y Cristina Kirchner, Argentina se alineó fuertemente con el eje chavista, brindando apoyo político y económico a estos regímenes.

En el caso de Bolivia, la llegada de Evo Morales al poder fue acompañada por un fuerte respaldo del kirchnerismo, que permitió la infiltración de cuadros militantes en diversos sectores sociales y sindicales argentinos. Cuba, por su parte, ha sido históricamente señalada como un actor clave en la formación de grupos de agitación política en la región.

Los datos aportados por Ruckauf sobre los informes de inteligencia confirman que la participación de ciudadanos cubanos y bolivianos en estas movilizaciones no es casual. Se trata de una estrategia clara de desestabilización que responde a intereses políticos regionales que buscan impedir que Argentina se aleje del eje del socialismo del siglo XXI.

El kirchnerismo, históricamente aliado de estos regímenes, está actuando como un intermediario en esta operación, intentando utilizar la protesta social como una herramienta para desgastar al gobierno democráticamente electo de Milei.

Estos agentes cubanos y bolivianos están operando encubiertamente en Argentina para desestabilizar al Gobierno de Milei, que asumió en diciembre de 2023 con una agenda libertaria y anticomunista.

Según denuncias realizadas por numerosos especialistas en el tema, estos espías se infiltran como activistas o manifestantes en protestas con el objetivo de generar caos y debilitar al gobierno nacional.

Motivados por la ruptura de Milei con el eje izquierdista regional, estos agentes forman parte de una estrategia coordinada para proteger los intereses socialistas en América Latina.

Apoyados por redes como el Foro de São Paulo, aprovechan a un sector de la oposición argentina para organizar disturbios. Este complot, que recuerda operaciones cubanas históricas como las del Che en Bolivia, representa un ataque directo contra Argentina y el Gobierno de Milei.

El Gobierno de Donald Trump, por ejemplo, estudia prohibir el ingreso a Estados Unidos de individuos provenientes de países como Cuba y Venezuela, según información difundida por The New York Times.

La administración estadounidense considera que estos países albergan grupos terroristas o tienen antecedentes de actividades ilícitas que podrían representar un riesgo para la seguridad nacional, lo que refleja la gravedad de la situación.

 


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