Este lunes, José Luis Auge fue detenido en Berisso por un pedido de captura emitido hace 16 años, relacionado a un incumplimiento de las condiciones de detención. El hombre fue uno de los cuatro condenados por el asesinato del fotógrafo José Luis Cabezas en la ciudad de Pinamar en 1997.
De acuerdo con fuentes policiales, el “hornero” fue detenido por personal del Comando de Patrullas mientras mientras llevaban a cabo un control vehicular en las calles 66 y 123 de Berisso y fue trasladado a la comisaría 4ta de Villa Progreso. La razón de su detención se debe a que el criminal contaba con un pedido de captura emitido por el Juzgado Correccional de Dolores.
La orden de captura se emitió en 2006 por un supuesto incumplimiento en las condiciones de su libertad condicional, aunque se desconoce la vigencia del pedido, por lo que las autoridades comenzaron una investigación junto a la justicia de Dolores para determinar su validez.
La condena que recibieron “los horneros”
Auge fue condenado junto a sus cómplices, Sergio González, Horacio Braga y Héctor Retana, a prisión perpetua por la Cámara de Dolores en el año 2000. Asimismo, el expolicía Gustavo Prellezo, el oficial Aníbal Luna, el oficial Sergio Camaratta, y el entonces custodio del empresario Alfredo Yabrán, Gregorio Ríos, también recibieron la pena máxima.
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Los imputados por el crimen de José Luis Cabezas.
Sin embargo, en noviembre de 2003, debido a la ley del “2x1”, el Tribunal de Casación bonaerense le redujo la condena a cada uno de los integrantes de “los horneros”, exceptuando a Retana que para ese entonces ya había muerto en la cárcel.
En 2007, tanto Braga como Auge violaron las condiciones de prisión domiciliaria y la Justicia determinó su regreso a la prisión, aunque tiempo después volvieron a ser excarcelados.
El comunicado de la familia de Cabezas
A raíz de la difusión de la detención de Auge, la familia de José Luis Cabezas publicó un comunicado a través de la hermana del fallecido, Gladys Cabezas.
En el escrito remarcaron la importancia de la memoria: “Al cumplirse 26 años del brutal y alevoso asesinato de José Luis, la familia considera indispensable la memoria para que su figura sea siempre el símbolo del rol del periodismo. Poco importa por qué fue detenido este asesino, quiénes lo protegieron para que esté prófugo de la Justicia y quiénes lo beneficiaron para esté en una inmerecida libertad como tantos otros en la Argentina”.
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Gladys Cabezas, la hermana del fotógrafo José Luis Cabezas
También afirmaron: “Los argentinos de bien, que tampoco olvidan, han encontrado en la sentencia condenatoria de este hecho aberrante un signo de esperanza, en el que la lucha por la verdad y la justicia deben ponerle límites al poder”.
“Como expresaron sus compañeros de trabajo: ‘el repudio unánime y persistente al crimen de todos los sectores de la vida civil argentina, la exigencia sin descanso de justicia hasta dar con los responsables, y luego el reclamo extendido para que las penas fueran efectivamente cumplidas revelan una conciencia y un consenso social que 25 años después son un activo diferencial que no debe ser minimizado…’”, aseguraron.
El caso de José Luis Cabezas
El homicidio de Cabezas fue el 25 de enero de 1997 tras una fiesta de cumpleaños en Pinamar, donde el fotógrafo realizaba la cobertura periodística de la temporada de verano.
El fotógrafo se quedó hasta las cinco y diez. Dos vecinas habían denunciado que había hombres con actitudes extrañas merodeando la zona, pero nadie acudió. Después, se sabría que se había generado una zona liberada para que los asesinos actuaran con tranquilidad.
A José Luis lo siguieron hasta su departamento. Gustavo Prellezo lo estaba esperando en un auto estacionado en un baldío, con un grupo de delincuentes de poca monta de Los Hornos, conocidos como Los Horneros. Lo secuestraron antes de entrar. Lo llevaron hasta una zona apartada de la ciudad. En la cava, Prellezo lo hizo arrodillar, le pegó dos tiros, pidió que rociaran el cuerpo y el auto con nafta y lo prendió fuego.
La Justicia determinó que el operativo fue supervisado por expolicías Aníbal Luna y Sergio Camaratta.
Además señalaron que el empresario Alfredo Yabrán fue el autor intelectual “mediato” del crimen de Cabezas, ya que casi un año antes el reportero le había tomado una foto en la playa, y su jefe de custodia, el exsargento del Ejército, Gregorio Ríos, el autor “inmediato”.
