Con sabor amargo, el Gobierno consiguió el primer triunfo para el presidente Javier Milei en la Cámara baja. Diputados del oficialismo y de la oposición aliada aprobaron el proyecto de Ley Ómnibus del Ejecutivo en general, pero ponen a prueba ahora el alcance de las negociaciones cuando este martes comience la votación en particular, artículo por artículo.
Si bien el Gobierno, con Milei a la cabeza, celebró haber anotado la primera victoria en un Congreso en el que lejos está de contar con mayoría propia, la expectativa por el debate que viene hacia adelante es creciente, así como la preocupación por temas clave, que podrían no ser acompañados por los bloques que le garantizaron el primer triunfo. También, el avance sobre la coparticipación del Impuesto PAIS, que quedó fura de la mesa de negociaciones con los gobernadores.
En este contexto, mientras el Presidente se prepara para viajar este lunes a su primera gira a Israel, sus pilares negociadores aceleraron en las últimas horas los contactos con la oposición dialoguista, en un intento por evitar una nueva poda en el proyecto original, que ya se achicó de 664 artículos a 382 y que debió dejar afuera el capítulo fiscal, base del proyecto económico libertario y que en el corto plazo deberá ser tratado en un nuevo pacto fiscal con las provincias y con iniciativas individuales. Se pondrá a prueba allí hasta dónde tendrán alcance también las facultades delegadas.
El ministro del Interior, Guillermo Francos; el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, y hasta la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, se pusieron a la cabeza de las negociaciones, ante un Martín Menem que por momentos se vio sobrepasado por su inexperiencia, ante legisladores, como Miguel Ángel Pichetto, que se manejan con holgura en el Parlamento. En el Gobierno respiran tranquilos, al contar con muchos experimentados entre los aliados, frente a las filas propias que pisan por primera vez el recinto.
Triunfo o derrota, las dos caras de la moneda
El oficialismo celebró el triunfo y la oposición intransigente se centró en las derrotas, mientras los bloques aliados al Gobierno -que se autodefinen como dialoguistas- bajan la efervescencia y se preparan para debatir cada artículo, especialmente los más controversiales como el esquema de privatización de empresas públicas, la delegación de facultades extraordinarias y la toma de deuda en moneda extranjera.
Las tensiones que dejó al descubierto el tratamiento de la ley para su aprobación en general anticipan un debate intenso para esta semana. En el oficialismo esperan que las intervenciones de Milei en sus redes sociales y en medios de comunicación, no terminen por romper los pactos que tanto trabajo vienen llevando a los negociadores oficialistas. Por momentos pusieron en riesgo el acompañamiento de la oposición que no pertenece al PRO, que ya le garantizó el apoyo incondicional.
Así, además de poner a prueba las alianzas con bloques como la UCR, Hacemos, la CC-ARI, en el tratamiento artículo por artículo tendrán un rol clave los gobernadores, especialmente en aquellos puntos que afectan a sus provincias.
En el Gobierno reconocen que varios ítems pasarán por una nueva poda, pero confían en que no sea tan dura como la primera. También admiten que aun consiguiendo la media sanción de Diputados, el tratamiento en Senado -con fuerte incidencia de los gobernadores- podría terminar con nuevos cambios y la vuelta del proyecto a la Cámara baja.
Si bien los gobernadores suelen tener mayor ascendencia sobre los senadores que sobre los diputados, en el escenario político que inauguró Milei -que llegó a la Casa Rosada sin haber ganado una sola gobernación ni intendencia en todo el país- los mandatarios provinciales juegan fuerte también en la Cámara baja y podrían tener la última palabra a la hora de convertir en ley el recortado proyecto libertario.
Así, esta semana el Congreso sentará las bases de un nuevo vínculo de poder en la Argentina, con una conflictividad creciente en las calles y en donde las figuras fuertes del peronismo -bajo el liderazgo de Cristina Kirchner y Sergio Massa- esperan el fracaso de la propuesta libertaria y los aliados de Milei buscan garantizar el triunfo, con el objetivo de poner un freno al kirchnerismo. A la par de gobernadores que ganan protagonismo, para uno y otro lado de la grieta.