El ministro de Economía Luis Caputo expuso, una vez más, la herencia caótica que dejaron los cuatro años de administración de Alberto Fernández, y en particular la gestión de Miguel Pesce desde el Banco Central.
Hacia el 10 de diciembre de 2023 el BCRA mantenía un saldo de reservas netas deficitario en por lo menos US$ 11.000 millones, una cifra que nunca antes se había registrado en la historia argentina. La autoridad monetaria del país terminó virtualmente quebrada al término de la gestión kirchnerista.
Esto implica que el BCRA no poseía suficiente respaldo en divisas para atender debidamente a la demanda de depósitos en dólares de la gente. En otras palabras, en caso de una corrida contra esos depósitos, la autoridad monetaria no habría podido responder eficientemente.
“No había dólares ni para hacer frente a un pago del Fondo Monetario. No es que no había dólares del Banco Central, no estaban ni los dólares de la gente”, explicó el Ministro de Economía.
Bajo la gestión irresponsable del exministro Massa, la mayor parte de los pagos para cancelar vencimientos próximos con el FMI provenían de nuevo endeudamiento con otros organismos multilaterales de crédito, así como también las sucesivas ampliaciones del swap con el Banco Popular de China.
Paralelamente a la anemia de reservas, el BCRA generó una deuda descomunal y creciente con los importadores a partir de retrasar el pago de divisas a través del tipo de cambio oficial.
Las promesas de pago del Banco Central se hicieron lisa y llanamente imposibles sin permitir una devaluación abierta, y el sistema SIRA implementado por Massa se dedicó a restringir el volumen importador como respuesta.
Como si todo esto no fuera suficiente, la relación entre los pasivos remunerados del Banco Central y la base monetaria llegó a los niveles más elevados de la historia argentina en diciembre de 2023, un stock equivalente a más de 11 puntos del PBI.
La contracara de esta deuda es lo que se conoce como “déficit cuasi-fiscal”, que aún al día de hoy sigue siendo una de las principales fuentes de expansión de la base monetaria, en conjunto con la compra de divisas.