Paleontólogos del Conicet hallaron restos fósiles que pertenecieron a cuatro ejemplares de dinosaurios de cuello largo y pico de pato en el Cañadón de Las Campanas, una localidad ubicada a 20 kilómetros de Villa El Chocón, en la provincia de Neuquén.
El equipo encontró los primeros restos de Sidersaura en 2012. Pero la extracción tomó cinco campañas anuales de entre dos y cuatro semanas, en las que también se recuperaron los restos del carnívoro gigante Meraxes gigas, hallados junto a los fósiles del ejemplar de Sidersaura de mayor tamaño. Los restos de los otros tres ejemplares fueron encontrados a pocos metros.
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Los paleontólogos en el sitio de excavación
El Sidersaura marae
El nuevo dinosaurio fue bautizado Sidersaura marae, y era un rebaquisáurido (rebbachisauridae) que se caracterizaba por su hocico ancho como el del pato, que le facilitaba alimentarse de la vegetación baja, y por los huesos de su columna vertebral rellenos de espacios con aire (como las aves), que le daba un peso mucho menor del esperable.
Además, Sidersaura era cuadrúpedo, tenía una larga cola y, aunque los rebaquisáuridos no se distinguían por su gran tamaño, era la especie más grande de la familia, con una masa estimada de 15 toneladas y una longitud de entre 18 y 20 metros.
Una de las características que distingue a Sidersaura de otros dinosaurios es la forma estrellada de los huesos de su cola. “Esta particularidad es la que le da nombre a la especie, dado que sider significa estrella en latín”, explicó Lucas Lerzo, primer autor del estudio y becario doctoral del Conicet en el Centro de Ciencias Naturales, Ambientales y Antropológicas de la Universidad Maimónides.
Además, los huesos del cráneo de la nueva especie son robustos, a diferencia de los del resto de sus parientes más cercanos, mucho más delicados y laminares.
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Reconstrucción de cómo podría haberse visto el Sidersaura en vida
Los rebaquisáuridos
El investigador del Conicet y director del Área de Paleontología de la Fundación de Historia Natural Félix de Azara, Sebastián Apesteguía, explicó que "los rebaquisáuridos fueron dinosaurios muy importantes en los ecosistemas cretácicos, y desaparecieron a mediados de ese período en un evento de extinción masiva que tuvo lugar hace 90 millones de años, en el que también se extinguieron los carcarodontosáuridos, los dinosaurios carnívoros más grandes del mundo".
"Sidersaura es uno de los últimos rebaquisáuridos, pero a la vez pertenece a un linaje antiguo en términos evolutivos. Al final de su época, donde sobrevivían algunos de los rebaquisáuridos de los primeros tiempos, estos eran de los más grandes de su grupo, dado que podían alcanzar cerca de 20 metros de largo”, destacó.
Los investigadores determinaron que estos dinosaurios murieron en una zona barrosa cercana a un río y sus restos se descompusieron en ese mismo lugar. Luego, animales carroñeros se llevaron algunos huesos y las crecidas del río arrastraron otros restos y desarmaron parcialmente los esqueletos.
Asimismo, Lerzo señaló que “contar con varios ejemplares que se superponen anatómicamente permitió poder correlacionarlos y conocer mejor las características de este nuevo dinosaurio saurópodo”.
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Sidersaura está emparentado con este rebaquisáurido, el Nigersaurus taqueti
Desde el Conicet afirmaron que el estudio realizado indica que Sidersaura se encuentra emparentado con el rebaquisáurido africano Nigersaurus taqueti, que presentaba un notable ensanchamiento de la mandíbula y una batería dental prominente.
El trabajo contó con financiamiento de National Geographic, de la Municipalidad de Villa El Chocón, de la Fundación Azara y del Museo Field de Historia Natural de Chicago.