Un equipo integrado por representantes de la PFA, Gendarmería, y la Policía de la Ciudad se reúnen todos los días, en un lugar secreto, para analizar el contenido de unos 30 aparatos secuestrados a la tripulación del avión de Emtrasur, retenido en el aeropuerto de Ezeiza desde el 8 de junio, dos días después de su llegada a Buenos Aires. Con la ayuda de un traductor de farsí, los expertos comenzaron a evaluar los diálogos entre los cincos iraníes.
“Hay algunos chats que son relevantes. Otras cosas que vamos encontrando todavía no se pueden explicar, faltando datos, hay aparatos que tienen hasta 60GB de información”, aseguró una fuente de la investigación.
En total se están analizando unos 30 aparatos secuestrados en el hotel de Canning, donde siguen viviendo los miembros de la tripulación. Mediante el programa UFED, de la empresa Cellebrite, se revisan diferentes carpetas donde figuran “videos”, “fotos” y “mensajes”. Hay teléfonos, notebooks, y computadoras. Incluso se revisó el IPAD de un iraní que no viajó en el avión, aunque figuraba en el plan de vuelo original.
En el teléfono del piloto Gholamreza Ghasemi, se encontraron fotos de tanques, misiles y una imagen en la que se lo ve de joven, como combatiente de la Fuerza Quds de la Guardia Revolucionaria Iraní (IRGC-QF). A partir de esa filtración, el juez Federico Villena decidió armar una mesa de trabajo con tres fuerzas de seguridad. Sus integrantes se comprometieron por escrito a mantener la confidencialidad.
Esta semana, según pudo saber este medio, terminarían de analizar los aparatos que pertenecían a los 14 venezolanos y se tomarán unos días más para terminar con los celulares y las tablets de los iraníes por la demora en las traducciones.
La investigación hasta ahora se mantuvo bajo secreto de sumario, pero esa medida vence este miércoles. A partir del jueves, las partes podrán tener acceso al expediente, que ya suma más de diez cuerpos.
Entre las medidas de prueba que ya se terminaron figura el análisis de los diálogos que quedaron grabados en una de las “cajas negras” del avión. “No tenían relevancia para la causa”, coincidieron dos fuentes judiciales.
La expectativa de los investigadores está puesta en los exhortos que se mandaron al exterior, especialmente uno enviado a Estados Unidos, para conocer más detalles de los tripulantes y del avión. Con las pruebas recolectadas hasta ahora, todavía no está claro si la aeronave pertenece a Venezuela o a Irán.
Durante los últimos días, la Justicia profundizó la investigación sobre la red de empresas que se esconde detrás del avión de Emtrasur que aterrizó en Buenos Aires con 47.882 kilos de autopartes. Hay al menos siete firmas, de diferentes países, bajo la mira. Hasta ahora declararon los representantes de SAS Automotriz, el importador que encargó el traslado desde México; de la empresa FRACHT, a cargo de la logística; y dos brokers que cobraron una comisión “sospechosa”.
También están bajo investigación la firma Aerocharter México, contratada por FRACHT desde su oficina en Estados Unidos, Blue Wings, una firma local encargada de realizar los trámites para Emtrasur, y otra firma española, Alcux Air Spain, que habría contratado el vuelo por USD 600 mil, casi 300 mil menos de lo que se pagó el traslado.
En los próximos días, el juez Villena deberá decidir si mantiene las medidas cautelares sobre el avión y los integrantes de la tripulación, que siguen retenidos en el país aunque pueden salir a la calle. Antes o después, también deberá definir si hay elementos concretos para acusar formalmente a los miembros de la tripulación de algún delito vinculado al terrorismo.