Decidido a empujar sin demoras la mayor cantidad posible de cambios estructurales para evitar el fallido gradualismo de Mauricio Macri, Javier Milei incluyó en la Ley Ómnibus que remitió al Congreso este miércoles una reforma histórica del sistema electoral.
En el extenso apartado político del proyecto figura una profunda modificación del sistema con el que los argentinos eligen a sus representantes. Primero, se eliminan las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO), una etapa para elegir candidatos que históricamente había sido un proceso interno de cada partido, pero que el kirchnerismo intentó boicotear para que se haga abierto al público.
En la práctica, esto no funcionó, ya que abrió a miembros de un partido a votar en las internas de otro partido, lo cual llevó a que la gran mayoría de las primarias se decidan sin elecciones y se repitan todas las boletas entre las PASO y las Generales.
Otro de los puntos elimina las “listas sábanas” e introduce la Boleta Única de Papel para todo el país, un sistema de votación más transparente que evita el robo de boletas y que ha tenido amplio éxito en provincias como Santa Fe.
Pero el cambio más trascendental viene en la eliminación del sistema de votación de lista completa para reemplazarlo por un modelo de circunscripciones uninominales, donde se divide a todas las provincias en distritos, y luego son éstas las que eligen a los diputados nacionales.
El sistema de representación por circunscripción uninominal es el modelo que impera en los países anglosajones, como Estados Unidos, Australia e Inglaterra, y lleva a que los electores voten por un solo candidato a diputado en su distrito, en vez de que toda la provincia vote por la lista completa, y luego se reparta por cálculo d’hont.
Circunscripción Uninominal
La iniciativa requeriría aplicar una compleja ingeniería institucional que en Estados Unidos se conoce como “gerrymandering“. A partir de la sanción de la ley, se deberá subdividir cada distrito en circunscripciones, tantas como cargos electivos le correspondan (por ejemplo, la provincia de Buenos Aires se fraccionaría en 35) y cada partido político podría presentar un único candidato (no una lista de candidatos) en cada una.
Al final de la elección, se impondría sólo un candidato por cada circunscripción, y repitiendo esto a lo largo de todo el país se llegaría a los nombres de los 257 diputados nacionales. Esto se aplicaría sólo en el caso de la Cámara de Diputados, donde los votos se distribuyen a través del método D’Hondt, mientras que en el Senado, se mantendría el sistema actual.
La circunscripción uninominal probablemente reabra un debate histórico en el país, ya que fue el sistema que imperó en varias elecciones a lo largo de la historia, y era el sistema favorito tanto del presidente Julio Argentino Roca, como de Juan Domingo Perón.
En los claustros de la Ciencia Política, sus detractores alegan que favorece a los grandes partidos, fomenta el bipartidismo y desalienta a los opositores más pequeños. Además, aparece el famoso “gerrymandering“, donde el gobierno de turno puede manipular la forma de las circunscripciones electorales sobre el mapa para crear distritos que lo favorezcan, llevando a una mayor cantidad de diputados que si se hubiera aplicado el sistema d’hont.
Los defensores de este modelo, en cambio, alegan que vincula de manera más directa a los candidatos con sus representados, fomenta la representación de partidos o políticos que son fuertes en sus distritos pero no a nivel nacional y permite hacer campañas con menos dinero, ya que acota la amplitud de los territorios.