En esta provincia estamos curados de espanto. Ya comenzamos a abrir los ojos con sospecha cuando alguien utiliza una problemática salteña para enarbolar una campaña solidaria. A veces los fondos recaudados terminan en las manos incorrectas. Para muestras sobra un botón: la campaña solidaria de Santi Maratea en nombre de la comunidad de la Misión Chaqueña que terminó con las dos camionetas en manos de una persona, la familia de su amigo Omar Gutiérrez, por ejemplo.
No decimos que este sea el caso, pero ante la duda siempre es bueno aclarar los puntos, ya que tras la viralización de las imágenes de las “remodelaciones” llevadas adelante en la casa de Zaira, y que son un verdadero desastre, surgió la duda de muchos salteños ¿Qué pasó con el millón de pesos que se juntó para ayudar a la nena con parálisis cerebral a la que los cerdos le habían comido los deditos?
Hablamos del dinero que recaudó la fundación cordobesa “Un tatuaje por una sonrisa”, cuyo titular es Juan Pablo Rodríguez, quien en dialogó con Agenda/Salta explicó que, gracias a la solidaridad de la gente recaudó una enorme suma de dinero: "Hicimos una movida aquí en Córdoba, con la gente que me sigue en las redes sociales", comenzó explicando.
Según expresó Rodríguez: "Cuando me entere del caso de Zaira, lo primero que se me ocurrió fue, aparte de viajar, armar una colecta para tratar de reacondicionar su pieza para cuando le den el alta", algo que finalmente no terminó pasando.
El cordobés relató además, que: "Me propuse juntar 1 millón de pesos y fue lo que juntamos. Cuando llegamos estaba la gente de la municipalidad haciendo lo que nosotros íbamos a hacer", es decir que se pidió plata para una causa, pero como se estaba supuestamente solucionando, la plata se la llevo de nuevo a Córdoba. La situación no queda clara y todo se pone turbio.
El titular de la fundación “Un tatuaje por una Sonrisa” contó que se hizo presente en el lugar junto a Pablo Cobos, presidente de Apadrinando Argentina ONG y junto a la Coordinadora de Desarrollo Humano de Embarcación, Dra. Mónica Goicoechea –esposa del intendente Funes- se pusieron de acuerdo para ver que hacia cada uno. O sea, nada, ya que la obra es un desastre, el baño no existe y la plata no aparece.
Amenazas y falta de claridad
En medio de su llegada a la Misión Chaqueña y tras comerse unos chorizos, según nos contó el tatuador solidario, abría recibido amenazas. Esto provocó que la plata que se recaudó en nombre de Zaira, no sea donada, ni se realicen las obras que se acordó entre Cobos, Goicoechea y Rodríguez: "Lo íbamos a hacer al otro día, pero me sentí amenazado por parte de terceros. Como estaba con mi familia, decidí priorizar la seguridad de ellos y me volví", dijo… Pero ¿Y la plata?
Las preguntas en este sentido son muchas ¿Quién te amenazó? ¿Dónde se hizo la denuncia? ¿Por qué aclaraste que no fueron del gobierno? Y la más importante y la que le repetimos incansablemente ¿Qué pasó con la plata?
La otra pregunta es ¿por qué bloquea a Diana? -la vecina que denunció el caso Zaira en las redes y la salvó de una muerte horrorosa-, según nos contó la mujer, el titular de la fundación le contestó que él no le tiene que dar explicaciones a nadie y luego la bloqueo de su celular y redes ¿Eso no es borrarse? nos preguntamos.
Escucha la nota a Juan Pablo Rodríguez desde el minuto 19:18.
Explicaciones que no explican nada
El titular de la fundación explicó que “el dinero lo tiene una escribanía hasta que decidamos que vamos a hacer”, es decir, lo pidió en nombre de Zaira pero como supuestamente el creyó a los funcionarios municipales de Embarcación que el problema se estaba solucionado, los destinaria para otra cosa, algo que no es ético, porque la gente donó el dinero por y para Zaira, no para que lo guarde y lo utilice en lo que se le parezca.
Olvidando la premisa de la colecta, la cual era “juntar un millón de pesos para Zaira”, Rodríguez intentó explicar lo inexplicable: “nosotros no dijimos que ibas a llevarle un peso a nadie, la idea era construir la habitación de la nena”, cosa que es mentira, según lo que el expresó en su twitter: “Le llevamos a Zaira $1.000.000 que le juntamos para acondicionar su casita”, nada de esto sucedió. Y el municipio de Embarcación le hizo un rancho con machimbre y chapas atadas con alambre.
En toda esta historia, la sensación que hay es que Juan Pablo Rodríguez y la fundación “Un tatuaje para una sonrisa” utilizó a una niña, víctima de la desidia del gobierno de Salta, para realizar una colecta de dinero que finalmente no la terminará ayudando, algo que no sería la primera vez que ocurre en nuestra provincia.
Ante esto, el tatuador explicó que “no me escape” y detalló: “vamos a hacer lo dijimos que íbamos a hacer, cuando mi abogado lo diga”, la pregunta es ¿cuándo? La nena está apuntó de volver a la Misión Chaqueña, en la misma miseria en la que vivía y sufriendo el mismo olvido que la hizo tristemente famosa. ¿Acaso esperan que los chanchos terminen de comerles los deditos que le quedan?
Para finalizar, y como un deseo de todos los que hacemos Agenda/Salta, ojalá que esto no termine siendo como el caso Santiago Maratea, donde las donaciones terminaron favoreciendo a la familia de su amigo y no sirvieron para la finalidad con las que fueron pedidas, es decir, la Misión Chaqueña jamás pudo utilizar las dos camionetas donadas por el influencer para ser utilizadas como ambulancias.
Como salteños, estamos cansados de que le tomen el pelo a los más vulnerables, exponiendo sus necesidades al escarnio público en busca de notoriedad y efecto en sus redes sociales, para luego no cambiar la realidad de los destinatarios de las donaciones en nada. Y lo más importante en este sentido, que finalmente la plata le llegué a Zaira, como corresponde.