Cuando vio la noticia en la televisión, el hombre -un pequeño productor agropecuario- se quedó helado. Ahí, en la pantalla, estaba el que unos días antes lo había mantenido secuestrado durante cinco horas. La noticia de la TV decía que había sido detenido por robarle a un narco.
Pero eso no era lo peor: ese tipo, el que mostraba el noticiero, era un cabo primero de la Unidad Regional Norte de la Policía de Tucumán... y estaba en actividad.
Esto ocurrió en febrero pasado. La víctima del secuestro se animó a denunciar lo que había sufrido y, luego de un fugaz paso por la Justicia tucumana, el caso recayó en el fuero federal donde la investigación, a cargo del fiscal Agustín Chit, logró llegar a una banda de policías tucumanos en actividad, retirados y exonerados.
Seis de ellos quedaron detenidos y uno -el más importante- está prófugo. En el caso se reunieron pericias telefónicas, seguimientos y testimonios.
Todo quedó en manos de un combo de investigadores integrado por Chit, Santiago Marquevich (titular de la Unidad Especializada en Secuestros Extorsivos), Gendarmería y el departamento Antisecuestros de Policía Federal.
El operativo pasó inadvertido porque fue el jueves de la semana pasada, el mismo día del intento de homicidio a Cristina Kirchner. Pero en Tucumán las detenciones causaron revuelo, sobre todo porque no es el primer caso en el que policías de la provincia, e incluso federales, quedan vinculados a delitos graves, como robo, secuestro o armado de causas con fines extorsivos.
Parte de los operativos que se hicieron en febrero de 2022 contra la "mafia policial en Tucumán".
En plena pandemia de COVID-19, dos policías tucumanos y un policía federal de la Brigada Antidrogas cayeron por secuestrar a un taxista frente a su esposa y a su hija de tres años. La investigación reveló un sistemático armado de causas.
El 20 de febrero pasado, tres policías tucumanos cayeron luego de quedar filmados cuando saqueaban la casa de un narco, en Famaillá. Fue esta noticia la que vio la víctima del secuestro, por quien su familia había pagado el viernes 18 de febrero 200 mil pesos y una camioneta Fiat Palio Adventure.
Secuestro con conexiones
El viernes 18 de febrero, Facundo (su apellido no se publicará por su seguridad) estaba en el campo de su padre en la localidad tucumana de Leales -a 45 kilómetros de la capital provincial- cuando siete hombres vestidos como policías irrumpieron en el lugar y lo esposaron a él y a un empleado.
Ahí nomás le sacaron una foto junto a unas plantas de marihuana y le dijeron que su libertad tenía precio. Acto seguido se lo llevaron en su Fiat Palio, co el que lo mantuvieron dando vueltas entre las 14.30 y las 19.30.
Los captores nunca se taparon la cara y las vueltas las dieron por el centro de la ciudad de Tucumán, incluso pasaron a metros del Departamento de Policía. Su impunidad fue tal que el rescate lo fueron a cobrar a la casa de la familia, en la ciudad. Recibieron 200 mil pesos y las llaves del Palio en la vereda de la casa de los padres de la víctima.
De ese hecho, los policías salieron ilesos, pero uno de ellos no tuvo la misma suerte pocos días después cuando con otro grupo fue a saquear la casa de un narco en Famaillá, a unos 30 kilómetros de la capital.
La investigación ya estaba en marcha en 2021, en plena pandemia, con varios detenidos "protegidos contra el Covid".
Según describió el propio narco/víctima, un hombre que se identificó como policía fue a su casa y le dijo que lo iban a asaltar. Inmediatamente cuatro uniformados entraron al lugar y se llevaron 20 mil pesos -que estaban dentro de un auto- y gran cantidad de armas que había en la casa.
El detalle es que quedaron filmados por las cámaras de seguridad del chalé y todos los policías (aunque usaban tapabocas) quedaron escrachados e identificados. Por lo que fueron detenidos el lunes 21 de febrero.
La noticia de la detención de tres policías tucumanos por el robo a un "presunto narco" en Famaillá comenzó a difundirse junto con las imágenes de los acusados cuando entraban en la casa, todos arma en mano.
Fue entonces cuando el productor agropecuario de Leales reconoció a uno de sus secuestradores y lo denunció.
Pero hay más.
Durante la investigación de los celulares de los policías imputados por el secuestro de "Facundo", se determinó que uno de ellos tenía contactos con una banda de policías tucumanos (y uno de la Policía Federal) que había caído en 2021 por un secuestro extorsivo en el barrio Oeste II.
El secuestro de 2021 ocurrió el 20 de junio por la noche y tuvo como objetivo a un taxista, al parecer también relacionado con causas de drogas.
Los policías interceptaron al taxista cuando iba con su mujer y su hija de tres años. Iban tan confiados que no tuvieron problemas en bajar a la familia de la víctima de su vehículo y llevarse al taxista en su auto, una muy llamativa Ford EcoSport dorada.
Dinero secuestrado a la banda, producto de los cobros de los secuestros extorsivos.
Según declaró luego el secuestrado, le dijeron que le iban a armar una causa por la que iba a ser condenado a 10 años, le mostraron una foto suya que parecía sacada de un expediente y le dijeron que llamara a su proveedor y le pidiera dos kilos de cocaína de rescate.
Finalmente, como los vecinos del taxista habían visto cómo se lo llevaban, y llamado al 911, los policías fueron interceptados. ¿Dónde habían parado? En la misma cuadra de la División Antidrogas de la Federal. Dijeron que estaban en un operativo, pero nadie les creyó y terminaron presos y procesados.
Policías que se mueven en una camioneta dorada, que van a secuestrar o robar en uniforme, que cobran un rescate en la puerta de la casa de la víctima.
Todos estos detalles hacen pensar a los investigadores que semejante impunidad sólo se explica con la existencia de un paraguas protector. Esa es la línea de investigación que hoy se sigue y cuyo techo aun nadie puede predecir.