A las 12 en punto de este viernes, el Tribunal de Santa Rosa integrado por Alejandra Ongaro, Andrés Olié y Daniel Sáez Zamora informó que las asesinas de Lucio Dupuy fueron condenadas a prisión perpetua por el aberrante crimen.
Magdalena Espósito Valenti, la madre del nene; y su pareja, Abigaíl Páez, una vez más no estuvieron presentes en la sala para oír el veredicto. Quienes sí presenciaron toda la lectura fueron los familiares del menor que, expectantes, aguardaban la palabra final de los jueces.
Sin embargo, no fueron los únicos: en medio de funcionarios judiciales y periodistas de todo el país, también estaban presentes los policías que rodeaban a la familia de la víctima. Pero particularmente dos de ellos, los que estaban detrás del papá de Lucio, tuvieron una reacción conmovedora.
Aunque se mantenían firmes y atentos a lo que sucedía en el lugar, al escuchar la pena que le correspondía a Espósito Valenti, la primera que se oyó en la sala, se les llenaron los ojos de lágrimas. Uno de ellos miró a los abuelos, mientras que el otro intentaba posar su mirada en otros sectores.
Aún así, alertas, continuaron escuchando el final de la condena con la misma expresión: un dolor contenido que sus ojos dejaban escapar.
Christian, el papá de nene, estaba sentado al lado de Mario Aguerrido, su abogado, y desde el primer momento dejó entrever un cierto nerviosismo: se secaba el sudor de las manos en el pantalón, movía los dedos sobre las rodillas y miraba al piso.
En varias ocasiones, mientras la jueza Ongaro leía el fallo, el joven miró a su papá y al oír la pena para quien fue su pareja, cerró los ojos, sin dejar de mover las manos.
Permaneció así unos segundos hasta que volvió a mirar al frente. Una vez finalizada la lectura, entre familiares se contuvieron.
Ramón corrió a hablar con su abogado y tras ello abrazó a su hijo Christian. El joven, por su parte, no pudo contener la calma que parecía sostener y se largó a llorar tratando de ocultar su cara.
Enseguida todos se retiraron de la sala sin dar declaraciones. A diferencia de las acusadas, ellos estuvieron presentes, pero: “Nunca estuvieron tan mal como hoy”, dijo Aguerrido.
El abogado querellante se mostró disconforme en un primer momento con el veredicto. Es que si bien ambas acusadas fueron condenadas a prisión perpetua, Espósito Valenti fue absuelta por el abuso sexual al menor y tampoco se computó el agravante por odio de género que la familia pedía.
Sin embargo, más tarde en una conferencia de prensa, Aguerrido leyó parte de la sentencia y sostuvo: “Nunca el condenado a prisión perpetua por homicidio agravado agotará su cumplimiento, o sea, perpetua literal”.
Ramón Dupuy, quien lo acompañaba aferrado a su esposa, dijo que adhería a sus palabras, pero con una tristeza que podía traspasar cualquier descripción. La misma tristeza que tuvo al salir de los tribunales cuando se encontró con las personas que se acercaron a apoyarlos.
Entre gritos de “Lucio presente” y “justicia es perpetua”, el hombre caminó casi sosteniéndose de su hermana y su hija.
Christian, que iba apenas unos pasos más adelante, también recibía los abrazos de los vecinos y conocidos. En aquel momento, ninguno quiso hacer declaraciones. La tristeza se apoderó de ellos y aunque la pena era la máxima que podían recibir las asesinas, el abuelo del nene insistió en que “nada devuelve a Lucito”.
“Es una pena de por vida”, precisó la fiscal del caso Lucio Dupuy
La fiscal Verónica Ferrero precisó que la condena a perpetua de Magdalena Espósito Valenti y Abigail Páez significa que estarán en prisión “de por vida” porque, por la gravedad del delito cometido, “no tendrán la posibilidad de salir en libertad”.
Ferrero explicó que “el artículo 14 (del Código Penal) establece que las personas que son condenadas por este delito no pueden pedir, transcurridos los 35 años, ni ningún término, la libertad condicional”.