Estaban acorralados. Las tropas enemigas soviéticas los acechaban por todos los frentes y las explosiones de su artillería se escuchaban cada vez más cerca. La derrota era inminente y los alemanes sabían.
Como así también el descubrimiento del único escenario del que no querían dejar rastro: los trágicos campos de concentración en los que se produjo el exterminio sistemático de once millones de personas durante la Segunda Guerra Mundial.
En un intento desesperado por borrar las evidencias de una de las peores masacres de la humanidad, el ejército alemán comenzó una mortífera evacuación de los prisioneros judíos de Auschwitz. Se trató de una caminata sin rumbo en pleno invierno europeo a la que fueron sometidas más de 60 mil personas desnutridas y en malas condiciones de salud.
La mayoría murió. Por eso esos trayectos quedaron en la historia como las “Marchas de la muerte”. Las mismas que este martes, a casi ocho décadas del fin de la guerra, más de 10 mil personas buscarán resignificar participando de la “Marcha por la vida”.
Se trata de un recorrido de tres kilómetros que va desde Auschwitz a Birkenau con el fin de recordar los crímenes atroces del Holocausto.
Con el objetivo de contraponerse a esas marchas forzadas del pasado, grupos provenientes de más de 40 países se movilizarán al ex campo de concentración alemán. Entre los presentes habrá 650 argentinos, que este domingo despegarán rumbo a Cracovia para luego participar de la jornada conmemorativa.
La “Marcha por la vida” se lleva adelante desde 1988, con una sola interrupción a causa de la pandemia. Los participantes siempre se reúnen en Auschwitz y dan inicio al recorrido a las 13 horas tras el sonido del Shofar, el instrumento utilizado en festividades religiosos judíos que da inicio a la marcha.