El presidente Javier Milei ha dado un paso firme en la reestructuración de la política exterior argentina.
Tras la remoción de Ricardo Lagorio y Leopoldo Sahores de sus respectivos cargos, el mandatario envió un mensaje claro a todo el cuerpo diplomático: aquellos que no estén de acuerdo con la política exterior del Gobierno deben renunciar a sus puestos.
Esta medida refuerza el compromiso de la administración con los valores libertarios que Milei busca implementar en todas las áreas de gobierno.
Mensaje directo a los trabajadores de la Cancillería
En una nota enviada directamente desde la Casa Rosada a más de 400 miembros de la Cancillería, con copia a la ministra de Relaciones Exteriores, Diana Mondino, el presidente Milei pidió que todos los funcionarios del Servicio Exterior de la Nación reciban su mensaje.
La exigencia es clara: quienes no estén alineados con los lineamientos de la administración deben dar un paso al costado.
Esta medida, inédita en su tono y alcance, se enmarca dentro de una serie de decisiones que buscan consolidar una política exterior coherente con los principios del Gobierno.
El nombramiento de Nahuel Sotelo como secretario de Culto y la intervención de Úrsula Basset en la Cancillería son ejemplos de los esfuerzos por garantizar que las acciones del país en el extranjero estén alineadas con los valores de la libertad.
Reestructuración y coherencia en la política exterior
En su carta, Javier Milei citó su reciente discurso ante la Asamblea General de la ONU, en el que criticó duramente la Agenda 2030, señalando que esta atenta contra la soberanía de los estados y los derechos individuales.
Con esta medida, el presidente reafirma que ningún funcionario de su administración debe apoyar iniciativas que vayan en contra de los valores libertarios.
Este enfoque busca asegurar que la representación argentina en el exterior sea un reflejo fiel de la nueva doctrina del Gobierno.
El impacto de la reestructuración en Cancillería
La Cancillería ha sido un foco de cambios importantes en los últimos meses. La salida de Sahores, reemplazado por Eduardo Bustamante, y la remoción de Lagorio de su puesto en la ONU son parte de un proceso de ajuste interno para asegurar que los funcionarios estén alineados con la visión del Gobierno.
Además, el conflicto por el impuesto a las Ganancias entre las autoridades y los diplomáticos ha escalado hasta llegar a la Justicia. Este conflicto, junto con las nuevas medidas de recorte de gastos, especialmente en traslados, está generando tensiones dentro de la cartera.
Sin embargo, el Gobierno se mantiene firme en su postura, buscando optimizar los recursos y garantizar que la diplomacia argentina sea eficiente y coherente con sus principios.
La decisión de Javier Milei de exigir alineación con su política exterior refuerza su compromiso con una gestión basada en los valores de la libertad y la soberanía.
Esta reestructuración de la Cancillería, junto con las medidas de ajuste económico, marca un nuevo rumbo en la diplomacia argentina, destacando la importancia de la coherencia ideológica y la eficiencia en la administración pública.