La motosierra del presidente Javier Milei llegó finalmente al Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), con una resolución firmada por el nuevo director del organismo, Carlos Pirovano, quien fue designado para aplicar los recortes en el cine público.
El INCAA depende de la Secretaría de Cultura que conduce Leonardo Cifelli, que a su vez depende del Ministerio de Capital Humano de Sandra Pettovello. El Instituto posee 645 empleados y unos 500 son de planta permanente.
Sus actividades se financian a través del Fondo de Fomento Cinematográfico, que incluye impuestos a la cultura de todo tipo. Uno es el 10% sobre el precio de las entradas de espectáculos cinematográficos en todo el país, otro es el 10% sobre el precio de venta o locación de videogramas grabados y además, recibe un porcentaje de la facturación bruta por publicidad en los servicios de comunicación audiovisual.
Con el título de “Suspensión de Erogaciones Económicas en el marco de racionalización de recursos”, , se darán de baja de todos los contratos que se vencen el 31 de marzo de este año, se suspenderá el pago de horas extras, y se quitará apoyo económico a las provincias.
Además de eliminar los subsidios adicionales en concepto de Seguridad en todos los edificios del Instituto y suspender los viáticos de los empleados, los gastos de telefonía celular, la compra de comida para los almuerzos y el pago de traslados.
A su vez, la semana pasada, Pirovano le comunicó a los delegados gremiales del INCAA que no se reincorporaría a la gente ya despedida, unos 90 trabajadores estables y más de 80 que eran tutores de los proyectos presentados, y que habría nuevos despidos.
También se está analizando cerrar la plataforma digital y audiovisual Cine.ar, el "Netflix de Cristina", vender el cine Gaumont, que se encuentra a unos 200 metros del Congreso de la Nación, y quitar los subsidios a festivales del cine como el de Mar del Plata.