A principios del año 2023 el ministro Sergio Massa anunció dos medidas tributarias extremadamente regresivas. En primer lugar, aumentó el impuesto interno a los productos electrónicos de origen nacional (ensamblados en Tierra del Fuego) del 6,55% al 9%, mientras que el gravámen para los importados aumentó del 17% al 19%.
Todos los contribuyentes, independientemente de si compran productos nacionales o extranjeros, se vieron sometidos al sablazo tributario de Massa. Esto afectó a una amplia gama de electrodomésticos para el hogar, así como bienes de capital para el funcionamiento de las empresas (por ejemplo grupos electrógenos para prevenir cortes de luz).
En segundo lugar, Massa reglamentó la introducción de aranceles de importación para las computadoras con tasas del 8% al 16% a partir del decreto 136/2023. Se afectó así a millones de personas que dependen del acceso a la tecnología para estudiar y formarse, para trabajar, para programar o vender servicios al exterior, así como también afectó al proceso de modernización de las empresas a la hora de renovar su planta de computadoras.
Las computadoras con un peso superior a los 3,5 kilos pasaron a abonar una alícuota del 8% sobre el valor CIF de importación, mientras que las restantes (la amplia mayoría en el mercado) comenzaron a soportar una carga ad-valorem del 16%.
El decreto de Massa también afectó a las importaciones de tablets desde 7 pulgadas y más. Todos estos impuestos arancelarios habían sido derogados por el expresidente Mauricio Macri a mediados del año 2017, con un impacto superlativo en el abaratamiento de la tecnología especialmente para los deciles de ingresos más bajos.
La suba de los impuestos internos persigue un fin recaudatorio a costa de los que menos tienen, mientras que las medidas arancelarias resuelven una demanda del lobby de empresarios prebendarios en desmedro del resto de la sociedad, que se ve obligada a pagar por bienes de peor calidad de un precio más caro.
Milei propone una rápida apertura arancelaria en el rubro de la tecnología, y la marcha atrás con los impuestos internos sobre esta gama de productos. Las elecciones del balotaje definirán si el ajuste lo paga la sociedad vía impuestos, o si el ajuste se carga sobre la espalda del Estado.