Hace menos de un mes, Carlos Bejar partió desde Buenos Aires hacia Paraná, Entre Ríos, para trabajar en el local de ropa que supo ser de su padre. Caminando la ciudad que lo vio nacer descubrió que a la vuelta de su negocio había un comercio de electrodomésticos con una tele gigante en la vidriera.
Así fue que el hombre de 83 años decidió llevar su reposera y ubicarla justo en la vereda del local para ver el partido Argentina vs Australia que terminó con el triunfo 2 a 1 de la Selección albiceleste en la instancia de octavos de final.
Después vino el difícil encuentro de la Scaloneta contra Países Bajos y Carlos otra vez miró el partido en la vidriera y sufrió y se alegró como cualquiera. El martes Argentina se enfrentó a Croacia en la semifinal del Mundial de Qatar y la televisión en la vidriera ya era una cábala para él. “Lo viví como si estuviera en la cancha”, aseguró.
Lo que ocurrió fue inesperado y por supuesto se viralizó: alguien desde la vereda de enfrente capturó el momento en el que Carlos miraba el partido y subió la foto a las redes sociales. Inmediatamente una mujer retuiteó: “Necesito que le regalemos una tele” y etiquetó a la empresa de electrodomésticos Frávega.
Carlos Bejar recibió una televisión de 55 pulgadas y la gente lo saluda en la calle tras la foto que se viralizó en redes.
Es que más allá de la épica mundialista, Carlos vive en el local y aunque tiene una televisión chiquita, no tiene cable. Alerta spoiler. El final de la historia es esperable, pero no por eso menos emotivo: el posteo en Twitter cosechó más de 60 mil me gusta y la empresa de electrodomésticos citada le regaló a Carlos un televisor de 55 pulgadas y la conexión del cable.
Como si fuera poco, la historia viene con epílogo, porque Carlos confesó a TN que esa vidriera es una cábala: “Voy a ver la final de la Copa del Mundo ahí”. “Si algún día los muchachos (en referencia a los jugadores de la Selección) saben de mi existencia, ganen o pierdan, quisiera que me firmen un autógrafo o una camiseta. ¡Vamos muchachos!, gritó Carlos entre eufórico y emocionado: ¡Vamos que se viene la Final!