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INCENDIOS QUE PREOCUPAN

Que hay detrás de los incendios que arrasan el Delta

En lo que va del año se quemaron aproximadamente 90 mil hectáreas.

Que hay detrás de los incendios que arrasan el Delta

Desde hace meses que en Rosario y en las ciudades y pueblos que rodean el Delta del Paraná se respira aire tóxico. Un humo espeso, que arde en la garganta y que impide la visibilidad en los caminos más allá de la trompa de los autos, inundan las redes sociales. Incluso, este miércoles, se interrumpió el tránsito en la autopista Buenos Aires-Rosario porque era imposible avanzar entre esa cortina gris.

“Es un crematorio a cielo abierto”, sintetizó con crudeza Rodolfo Martínez, miembro de la Multisectorial de Humedales de Rosario. El Delta se está incendiando y el fuego devora vegetación, animales e insectos.

Entre mayo y agosto, el ministerio de Ambiente recibió más de 2500 alertas por fuego en la zona que se distribuye entre Santa Fe, parte de Buenos Aires y mayoritariamente Entre Ríos. Son incendios intencionales, pero sinergizados por otros elementos como la sequía, la bajante del Paraná y el avance de la frontera agrícola. Mientras, la ley de humedales que podría proteger este territorio está paralizada en el Congreso.

No hay datos oficiales sobre qué porcentaje de la tierra de este humedal se consumió en lo que va del año, pero según estimaciones del Museo Scasso al 31 de julio son más de 90 mil hectáreas. El daño se acumula a las más de medio millón de hectáreas que se perdieron entre enero de 2020 y mayo de 2021.

Qué hay detrás de las quemas en el delta del Paraná

Las quemas en el delta son intencionales. Se hacen para fortalecer el campo y mejorar el forraje para el ganado que ahí se cría. Un mito, ya que quemar la pastura no hace que crezca con más fuerza y genera un daño al ecosistema.

Este martes, el ministro de Ambiente Juan Cabandié y el viceministro, Sergio Federovisky ampliaron su denuncia en el juzgado de Victoria en Entre Ríos. Presentaron como pruebas imágenes y la geolocalización de las quemas en tiempo real. Si se cruza esa información con datos catastrales, como se comprometió la Justicia, podría saberse quiénes son los culpables. Estos datos están disponibles desde 2020. Por el momento no hubo detenidos y el delta sigue ardiendo.

“El uso del fuego como instrumento de labranza que está totalmente prohibido y desaconsejado en momentos de emergencia como el que estamos atravesando en cuanto a lo climático”, dijo Federovisky.

“Hay una segunda hipótesis de caza furtiva aprovechando la baja del Paraná. Y una tercera teoría de expansión de la frontera agropecuaria. Se queman áreas que normalmente están inundadas, se coloca un terraplén para evitar que se vuelvan a inundar y esas áreas pasan de ser humedal a potenciales áreas productivas o para inversión inmobiliaria”, cerró el funcionario.

Para empezar a entender por qué se queman las islas del Paraná hay que mirar hacia atrás. Primero, con la expansión ganadera en esa zona fértil y húmeda ante el agotamiento de otras tierras.

Luego, que hace casi tres años que hay una situación de sequía extrema en el país y puntualmente en esa zona, con una gran bajante del río Paraná.

“Por la bajante del río se extendió la vegetación. Por la falta de lluvia, el material en la superficie está muy seco. Si le sumamos que tenemos mayores vientos y todo eso lo reunimos junto con una práctica muy desaconsejada del hombre de campo que es producir incendios, el daño está a la vista”, explicó Juan Carlos Bertoni, presidente del Instituto Nacional del Agua (INA).

“Los incendios al tener la infiltración del agua disminuyen la retención del agua del humedal, producen la pérdida de compuestos como carbono y nitrógeno, todo lo cual ayuda a que en el momento de la lluvia se produzca erosión hídrica y la afectación de la calidad del agua. Hay una sucesión de impactos en el aire, en superficie y en el agua y en el agua subterránea”, aseguró Bertoni.

El experto además pronosticó que estas sequías probablemente sigan y se extiendan en la primavera y el verano. Junto con el aumento de la temperatura y vegetación más seca, el riesgo de fuego es aún mayor.

 


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