En la cancha central, revivió Patricia Bullrich, se sostuvo y contuvo Javier Milei, y recibió duro Sergio Massa. En la auxiliar, ajenos a la pelea mayor, Juan Schiaretti y Myriam Bregman confirmaron su idoneidad como defensores del cordobesismo y las históricas luchas de la izquierda. El segundo debate presidencial 2023 mostró claras diferencias con el primero y dejó, sobre todo, un intercambio más entretenido para los televidentes/electores.
El arranque mostró rápido las estrategias, que partieron del balance del evento original. Si, como evaluó Clarín el domingo anterior, Bullrich y Milei habían desaprovechado (sobre todo la primera) la oportunidad de acorralar a Massa, ahora tiraron golpes de entrada.
El libertario, en su presentación, habló de la "peor crisis de la historia" y un escenario "al borde de la híper inflación". La ex ministra atacó con las piedras discursivas que tenía a mano y se olvidó de tirar una semana atrás: el impúdico viaje de Martín Insaurralde en el yate a Marbella, como ejemplo principal.
Esa actitud más activa de los dos principales candidatos opositores colocó a Massa en la posición indeseada: la de defender actitudes indefendibles de aliados y, sobre todo, de una gestión propia en materia económica con resultados muy malos.
Todos contra Massa
No por casualidad, los cuatro opositores usaron sus derechos a réplica para remarcar cifras sobre dólar, inflación y pobreza que darían vergüenza a cualquier gestión en el bloque de producción. El ministro/candidato apeló a lo previsible: mostrarse otra vez como un funcionario ajeno al Gobierno que integra desde 2019. Con mayor fluidez para hablar que Bullrich y Milei, lo complica la realidad.
También previsiblemente en el bloque de seguridad/inseguridad, en el que Bullrich pretendía lucirse, sus cuatro rivales pidieron réplicas para erosionarla. La rayaron, pero quizá menos que a Massa con la economía.
La candidata de Juntos, en paralelo, profundizó un cambio de estrategia que parecía cantado: no sólo atacar a Massa sino también a Milei, por donde se escurren muchos votos macristas.
A su favor, como en el primer debate, el libertario se contuvo y apeló a la ironía y a tonos pausados para responder los ataques y contraatacar. Sabe las dudas que genera su carácter, un ítem sobre el que sus rivales (salvo Schiaretti) buscaron hacerlo trastabillar pero sin desbordarlo.
En contra de Bullrich, quien seguramente hará un balance positivo respecto a su anterior intervención, casi no dejó propuestas en su insistencia por atacar a Massa (en primer lugar) y a Milei (en segundo). Y tuvo otra vez (aunque menos) inconvenientes para expresarse.
Las encuestas y la verdad de las urnas
La única verdad, de todos modos, la dará la verdad de las urnas cuando se vote el 22 de octubre. El antecedente de las PASO dejaron un escenario partido en tres, con la Libertad Avanza con 31% de votos positivos, contra 30% de Juntos por el Cambio y 29% de Unión por la Patria.
Las más de 20 encuestas que trascendieron desde entonces ubican a Milei como favorito para encadenar otro triunfo y a Massa arriba de Bullrich para acompañarlo en el balotaje. ¿O puede sorprender el economista libertario y ganar en primera vuelta? ¿Y la candidata de Juntos puede terminar en un mano a mano con él?
Cuando se develen estas incógnitas se terminará de saber cuánto y a quiénes les sirvieron más los debates. La gente estuvo atenta: otra vez hubo picos cercanos a los 40 puntos de rating.