En medio de una declaración indagatoria, el imputado en una causa por abuso sexual agravado atacó a la ayudante fiscal Lorena Pecorelli e intentó apuñalarla en el cuello con una lapicera. La rápida acción de un policía que se encontraba presente en la oficina logró salvarla.
Pecorelli está a cargo de la Ayudantía Fiscal de Delitos conexos a la Trata de Personas, Pornografía Infantil y Grooming de La Matanza y este sábado, junto con detectives de la Policía Federal Argentina (PFA) realizó dos allanamientos dónde detuvieron a un sospechoso de haber filmado escenas de abuso sexual infantil.
De acuerdo a lo informado, el material habría sido enviado a Estados Unidos para una presunta comercialización en redes de pedofilia.
“La empresa Google advirtió que desde la Argentina se habían distribuido más de 100 imágenes de distintos actos sexuales que incluían a niños y niñas”, explicaron fuentes policiales a La Nación.
El momento del ataque
Tras la detención, esta mañana el sospechoso fue trasladado a la Ayudantía Fiscal para ser indagado y en ese momento atacó a la fiscal.
De acuerdo a la denuncia que realizó Pecorelli, el acusado se sacó la campera y comenzó a frotarse las manos sobre su falda. “Se puso hostil y agresivo. Después se abalanzó sobre el policía que custodiaba la zona con intención de neutralizar al uniformado y poder escaparse”, detalló la funcionaria.
Luego de esa situación, comenzó a gritar y empujó el escritorio: “Agarró la birome, la empuño y acercó la punta hacia mi cuello”, indicó la mujer.
El oficial Brian Notario logró abalanzarse sobre el atacante y le dijo a la fiscal que pida auxilio. “Doctora, vaya a pedir ayuda”, gritó. Inmediatamente Pecorelli solicitó asistencia de más policías, quienes ingresaron a la oficina y redujeron al agresor.
Además de la denuncia por almacenamiento y distribución de imágenes de material de abuso sexual infantil, el detenido es investigado por el abuso de una niña, que fue localizada por los detectives en una de las viviendas cercanas a la casa del sospechoso arrestado.
En primera instancia se barajó la hipótesis de que el hombre encontraba a sus víctimas en las inmediaciones de su casa y que filmaba al menos una parte de las escenas para luego enviarlas a usuarios conectados en los Estados Unidos a la red internacional de corrupción de menores.